sábado, 1 de noviembre de 2008

Para formar tu Club o Círculo de Lectura

¿Te interesa formar o participar en un Club de Lectura?

¿Qué es un Club de Lectura?

Es un grupo de personas que leen al mismo tiempo un libro, cad quien en su casa, y una vez por semana, día y hora fijos, se reúnen para comentar las páginas leídas previo acuerdo.
En las reuniones se debate lo que se ha leído en cas: estilo literario, la acción misma, los personajes y se enriquece con las particpación, opiniones y experiencias de miembros del Club.

Como dijo el escritor Ignacio Solares "La literatura es un viaje hacia dentro de tí mismo y un espejo"

En cada reunión se acuerda la cantidad a leer en los días siguientes y sólo se analiza esa parte en la próxima, aunque cada quién pueda adelantarse libremente.
Los Clubes tienen éxito porque permiten la lectura personal e íntima y a la vez brinda la posiblidad de compartirla con otras personas.

Deberán decidirse el tipo de lectura que prefieran:
Narrativa, Ensayo, Biografía, Historia, Filosofía, Ciencia, etc.

Puede ser en un idioma extranjero para practicarlo.

Los Clubes deben definirse para el tipo de usuarios y lugar en donde se ralice.
Si es para mujeres o mixto. De ancianos, enfermos, niños, presos, etc.

Para formar el Club se necesitan 3 ingredientes:
Lectores, libros y un coordinador.

Veamos cómo sigue la Receta:
1 Los lectores
La primera cuestión que hay que aclarar es la cantidad de lectores necesaria para formar un club, y eso varía si hablamos de lectores infantiles o de adultos.
Clubes de adultos:
Pueden empezar a funcionar cuando haya diez personas dispuestas a arrancar.
El grupo ideal es el de veinte a veinticinco, porque en un grupo de esas dimensiones se producen opiniones variadas y es fácil que todos puedan expresarlas.
Se puede admitir un número mayor, pero no conviene que los clubes suban por encima de los treinta lectores, para que todos puedan intervenir en las reuniones.
Cuando un grupo sobrepasa esa cantidad debe dividirse en dos. Así pueden incorporarse nuevas personas en cada uno de ellos hasta que se alcance de nuevo la cifra aludida y sea necesaria una nueva división.
Clubes infantiles o juveniles:Los niños y los jóvenes necesitan una atención más personalizada que los adultos; por lo tanto:
Un club juvenil puede empezar a funcionar cuando haya cinco lectores dispuestos a ello, y no conviene que exceda de quince personas.
En el caso de los niños debe subirse el tope mínimo, porque las reuniones con menos de diez pueden resultar aburridas, pero el máximo de quince también es aplicable.
3.2 Los libros
El segundo requisito para formar un club son los libros, en cantidad suficiente para que cada una de las personas que forman parte del grupo pueda manejar un ejemplar. A estos materiales puede accederse de dos maneras:
por compra
a través del préstamo· El préstamo
Cuando un organismo se plantea organizar un club de lectura debe mirar alrededor e identificar los lugares en los que puede encontrar ayuda. Aun en el caso de que el promotor del club tenga dinero para comprar obras, saber qué otras instituciones tienen este tipo de fondos es útil: se pueden establecer préstamos recíprocos y sacar el máximo partido a las inversiones.En general, las bibliotecas públicas grandes tienen presupuestos que les permiten comprar ejemplares múltiples de varios títulos cada año y, cuando esas obras ya han circulado entre sus usuarios, quedan disponibles para el préstamo, de manera que las bibliotecas más pequeñas, las asociaciones o los centros de enseñanza pueden utilizarlos. Incluso en el caso de que la biblioteca grande no organice ningún club de lectura y por lo tanto no posea este tipo de fondos para el préstamo colectivo, si un usuario institucional le plantea esa necesidad debe adquirirlos para satisfacer esa demanda, de la misma forma que compra materiales cuando un usuario individual los pide.
· La compra
Cuando se van a comprar treinta ejemplares de una obra para adultos -o quince, si los lectores son niños o jóvenes- hay que hacer una selección cuidadosa. El gasto es elevado, así que hay que tratar de no equivocarse. La experiencia demuestra que el siguiente decálogo es útil:

1 Conviene realizar la selección en equipo. Varias personas se equivocan menos que una.

2 Las personas que vayan a hacer la selección deben haber leído previamente las obras candidatas, para poder juzgar de primera mano.

3 Las novedades resultan muy atractivas para los lectores, pero a veces envejecen enseguida. Hay que analizarlas con especial cuidado y adquirir sólo aquellas que, por sus méritos literarios, se suponga que van a seguir teniendo valor pasado un tiempo. Este principio se aplica especialmente a los premios literarios.

4 Conviene contar con los clásicos, a pesar de que pueden provocar cierto rechazo. Se procurará escoger los más amenos y, antes de proceder a su lectura, se obtendrá la aprobación del grupo.

5 Los temas que más suelen interesar son los que tratan de la vida cotidiana, la actualidad, culturas lejanas y exóticas, historia, temas locales, intriga, biografías breves... La literatura fantástica funciona muy bien en los clubes juveniles, pero no tanto en los de adultos. La poesía se acepta de forma esporádica y como complemento en las reuniones: hay grupos a los que les gusta empezar leyendo un poema. Cada día lo selecciona una persona distinta y así se van divulgando distintos poetas.

6 Los libros de club no deben tener más de 600 o 700 páginas. La ración semanal de lectura suele rondar las 100, y no conviene estar demasiadas semanas con la misma obra.

7 Aunque sea más cara, siempre se debe elegir una buena edición, con una encuadernación sólida y un tamaño de letra legible. Eso permite la utilización de las obras por varios grupos y hace rentable la inversión.

8 Cuando se lee una novela que tiene versión cinematográfica conviene adquirir también la película para poder comparar al final las dos versiones.

9 Hay obras que son un acierto seguro. Las bibliotecas que realizan esta actividad desde hace tiempo saben qué títulos suelen gustar a todo tipo de lectores ; vale la pena apoyarse en su experiencia y, para completar esa información, conviene ir reseñando los resultados que se van obteniendo con las obras que se van leyendo.

10 Conviene comprar treinta ejemplares para clubes de adultos y quince para los infantiles y juveniles, aunque el grupo no alcance todavía esa cifra. Los clubes van creciendo y pasado un tiempo acaban haciendo falta los treinta o los quince ejemplares.

3.3 El coordinador
Las funciones que ha de ejercer un coordinador o coordinadora de club de lectura son las siguientes:
moderar las reuniones: hacer que se respeten los turnos de palabra, evitar enfrentamientos, racionar el tiempo de participación...
recoger y transmitir al grupo el mensaje contenido en el libro
plantear en las sesiones preguntas que estimulen la intervención de todos los miembros del grupo
organizar actividades complementarias: encuentros con autores, visitas a exposiciones, asistencias colectivas al teatro y al cine, fiestas...

Las bibliotecas que realizan desde hace tiempo esta actividad han contado con coordinadores de muy diversos tipos:

objetores de conciencia
profesores de literatura
miembros de la plantilla de la biblioteca (y no siempre bibliotecarios profesionales)
personas que en un principio formaban parte de un club y destacaron por su agudeza crítica y su habilidad comunicativa...
A la luz de esa experiencia se puede afirmar que no es tan importante el perfil profesional del coordinador como sus características personales. No importa que no haya pasado por la universidad, y por supuesto no es necesario que haya estudiado biblioteconomía ni que sea un especialista en crítica literaria, pero sí que tenga las siguientes cualidades, relacionadas con las tareas que ha de ejercer:

Una cultura amplia y muchas lecturas.
Facilidad para la comunicación y capacidad de liderazgo
Capacidad de síntesis
Instinto para la provocación: el mejor coordinador es el que hace protagonista al grupo.
Capacidad de organización
Disponibilidad de tiempo: la persona que se haga cargo del club no debe tener plazo de finalización a la vista. Los grupos soportan mal los cambios frecuentes.

Un aspecto importante al hablar de los coordinadores es el económico.
Si es el bibliotecario quien se hace cargo de esta tarea, no se producen costes. Pero puede que el bibliotecario no tenga tiempo, o que haya que desdoblar grupos y sea necesaria otra persona.
Lo ideal es disponer de un presupuesto específico para pagar esa dedicación, pero casi siempre hay que buscar personas que cumplan las condiciones requeridas y estén dispuestas a ofrecerse como voluntarias, sin remuneración.
Afortunadamente no es imposible encontrarlas; la cantera más importante está en los propios clubes
En los grupos ya sólidos la figura del coordinador puede delegarse en los lectores de forma rotatoria. Si el club sigue funcionando correctamente, esta situación puede prolongarse indefinidamente y su coordinador puede dedicarse a formar otro grupo.


4 Elaboración
4.1 Primeros pasos
Para reunir a cinco jóvenes, diez niños o diez adultos dispuestos a compartir sus lecturas y las emociones que ellas despiertan el primer paso es la propaganda.

Hay que divulgar la actividad por todos los medios disponibles, por ejemplo:
volantes entregados en mano, situadas en los mostradores de préstamo de las bibliotecas o buzonadas en toda la localidad
visitas personales a los centros de enseñanza
publicación de la noticia en los medios de comunicación escritos, hablados e incluso en los canales de televisión local
carteles impresos o confeccionados manualmente situados en lugares visibles
llamadas telefónicas o cartas a las asociaciones culturales, de vecinos, de mujeres (es sabido que hoy en día son ellas las que más leen)...

Todos los mecanismos que usan los que quieren vender algo.

Para aplicar algunos de ellos hace falta tener dinero -por ejemplo, los volantes u octavillas hechas en la imprenta-, pero otros pueden prepararse con los medios disponibles en una biblioteca modesta.

Siguendo con el ejemplo de los volantes ( octavillas), pueden hacerse con la fotocopiadora; no salen tan llamativas pero informan igual.

Si se usan volantes , resulta especialmente útil explicar en ellas lo que se hace y lo que no se hace en un club de lectura, para que los posibles usuarios se formen una idea exacta, por ejemplo, conviene decir que:
no se lee en alto en las sesiones (a algunas personas puede darles vergüenza)
no hay que intervenir forzosamente en los debates
no tiene que comprarse el libro cada uno
si hay que pagar algo o nada para pertenecer al club
sí se lee en casa, de una forma personal
sí se puede acudir a las reuniones aunque no haya dado tiempo a leer todo el fragmento marcado
sí se ven películas basadas en las novelas que se van leyendo
sí se hacen actividades culturales complementarias

También conviene incluir una lista de los libros que se van a leer en los primeros meses, y que deben ser títulos muy atractivos: sobre todo novedades y bestsellers.

A medida que las personas van mostrando su interés por participar en el club de lectura hay que hacer una toma de datos en unas hojas que tendrán los siguientes epígrafes:
nombre
dirección
teléfono
si es una biblioteca la promotora del club, el número de socio

Cuando cada persona rellene su hoja hay que comunicarle que se le convocará a la primera reunión en cuanto se den las condiciones para arrancar, es decir, cuando se haya reunido el número mínimo del que se ha hablado en el apartado 3.1.

No hay que desanimarse si, cuando se hace la convocatoria, la respuesta es menos entusiasta de lo que en un principio se esperaba.
Si hay un momento crítico a la hora de formar un club de lectura es el inicio.
Una vez puesto en marcha, aparece el mejor método de divulgación posible: el boca a boca.
Los primeros lectores se lo suelen recomendar a sus conocidos, y así es como el club empieza a crecer.
En poblaciones pequeñas es posible que la primera convocatoria obtenga una respuesta pobre.
Si no se reúne el número de personas que permite arrancar, hay que dejar pasar unos meses y volverlo a plantear más tarde. A la segunda el club suele salir adelante. Las personas necesitan tiempo para asimilar una nueva actividad y vencer la pereza inicial.

4.2 Desarrollo
Las condiciones ideales para el funcionamiento de un club son las siguientes:
Frecuencia semanal para las reuniones
longitud aproximada de una hora y media para las sesiones
un entorno en el que estén presentes los libros como lugar de reunión
colocación del grupo en círculo, viéndose todos las caras
es deseable que todos los miembros del club conozcan los nombres de los demás; para ello es muy útil repartir hojas con las fotos y los nombres de todos.

La línea ideal de un club es la que mezcla el aprendizaje con el debate: es importante ampliar los márgenes del libro invitando a los lectores a que busquen datos sobre la época en la que se desarrolla la acción, analicen el estilo y la estructura de las obras o se documenten sobre el autor... el coordinador también debe hacerlo, por si los lectores no aceptan su invitación, y debe compartir sus fuentes de conocimiento con ellos, transmitiendo así la idea de que aprender nuevas cosas es muy fácil: sólo hay que ir a buscar las informaciones allá donde se encuentren.

Antes de cada reunión el coordinador debe haber preparado la lectura de manera minuciosa:
tomando notas de los aspectos más destacables
preparando preguntas para lanzarlas durante la sesión, por ejemplo:
¿qué ha parecido tal o cual personaje?
¿son lógicas sus reacciones?
¿recuerda a algún otro personaje conocido?
¿alguien sabe cosas que puedan completar algunos aspectos de la acción narrada?
¿es creíble lo que cuenta el autor?
¿se entiende bien la obra o resulta complicada?
¿qué estilo literario ha usado?

En las reuniones semanales el coloquio comenzará una vez que estén sentados todos los componentes del grupo. Se supone que todos los miembros acuden con la lectura realizada, pero si alguno no ha podido llegar al tope marcado no importa: escuchar a sus compañeros hablar de lo que ha ocurrido en las páginas no leídas por él es la mejor incitación para ponerse al día en la sesión siguiente.
La reunión puede comenzar pidiendo el coordinador que algún voluntario dé su opinión global sobre el trozo leído. Esa primera intervención irá dando lugar a otras, pero si llega un momento en el que el grupo calla, el coordinador debe lanzar nuevas preguntas.
No hace falta decir que el coloquio ha de desarrollarse en un clima de respeto y tolerancia, evitando los diálogos particulares. Se puede fomentar la costumbre de que los lectores anoten en una libreta los pasajes que más les hayan gustado y los lean en voz alta para los demás, compartiendo la emoción estética que a ellos les han causado. Y para introducir variedad en las sesiones, sobre todo cuando un libro está resultando pesado, conviene intercalar la lectura de artículos de prensa, poemas o teatro.
Los debates sobre el libro, especialmente si se ha seleccionado una obra de actualidad en la que se tocan temas cotidianos, pueden llevar a los lectores a tratar temas personales. A veces se llega incluso hasta el terreno de la confidencia; por ello ha de quedar claro que el secreto confidencial debe ser respetado.
Al final de cada libro es interesante hacer una rueda de conclusiones, invitando a todos los lectores -en el orden en el que están situados- a dar su opinión final sobre la obra. Es una buena forma de conseguir la participación de las personas más reservadas.


5 Remate final
La receta del club de lectura ya está completa. Pero, como a todos los platos de calidad, conviene ponerle el adorno final; por eso vamos a hablar sobre otras actividades culturales que se pueden hacer a partir de los clubes.
Una de las principales virtudes de los clubes de lectura es que abren el mundo de la cultura a las personas que en un principio se acercan a ellos sólo para leer más. Las actividades culturales posibles a partir de los clubes de lectura son de tres tipos:

Las que se derivan fácilmente de los clubes de lectura, por ejemplo:
encuentros con los escritores que más han gustado
visión colectiva -en el cine o en vídeo- de películas basadas en las novelas que se van leyendo.
Las que no tienen tanta relación con las obras que se van conociendo, pero abren el horizonte cultural de los miembros de los clubes. Por ejemplo:
acudir a representaciones teatrales o a espectáculos notables, como el famoso Circo del Sol
excursiones con fines artísticos: la visita a las Edades del Hombre, por citar una concreta
visita a exposiciones o a museos
recorridos por ciudades cercanas, (o por la propia, a veces una verdadera desconocida), con un guía que explique su historia
Las que no tienen mucho que ver con la cultura pero tienen un gran valor como método de cohesión del grupo. Son las fiestas:
la cena de navidad o de fin de curso
la celebración de algún cumpleaños o de algún acontecimiento especial...
Casi todas estas actividades pueden ser abordadas sin problema aunque no haya un presupuesto específico, pues los miembros del club pagan con gusto la parte que les corresponde para ir al cine o al teatro -incluso si, para ello, hay que alquilar un autobús-, hacer una excursión -aunque sea de varios días- o celebrar una cena. Únicamente las visitas de autores pueden dar dificultades, porque se supone que los honorarios deben ir por cuenta de la entidad que organiza el club. Si se cuenta con dinero, el problema no existe. Y si no es así, se puede intentar conseguir el apoyo de las editoriales, o llamar directamente al escritor y explicarle el caso. Muchos de ellos acceden a encontrarse con grupos de lectores sin cobrar, siempre que los lectores lo sean realmente, es decir, que se trate de personas que han dedicado atención y tiempo a su obra. En localidades periféricas puede haber un segundo escollo, y es cubrir los gastos de su traslado. Pero siempre será más fácil acceder a un autor si sólo hay que cubrir sus gastos -y esto también se puede hacer "a escote"- que si, además, hay que hacer frente a unos honorarios.
Para finalizar sólo queda aconsejar vivamente la organización de clubes de lectura. Son un alimento muy sabroso, tanto para los organizadores como para las personas que los componen. Que tengan muy buen provecho todos cuantos se decidan a hacerlos.


6 Lista de obras aconsejadas
6.1 Veinticinco títulos para adultos
El amor en los tiempos del cólera. Gabriel García Márquez
El camino. Miguel Delibes
Caperucita en Manhattan. Carmen Martín Gaite
El cartero de Neruda. Antonio Skármeta
La casa de los espíritus. Isabel Allende
Crónica del rey pasmado. Gonzalo Torrente Ballester
De parte de la princesa muerta. Kenizé Mourad
El dios de las pequeñas cosas. Arundhati Roy
Esa dama. Kate O'Brian
La hija del caníbal. Rosa Montero
Historia de una maestra. Josefina Aldecoa
El jinete polaco. Antonio Muñoz Molina
La lluvia amarilla. Julio Llamazares
Madame Bovary. Gustave Flaubert
Malena es un nombre de tango. Almudena Grandes
Manolito Gafotas. Elvira Lindo
Mejillones para cenar. Birgit Vanderbeke
Narradores de la noche. Rafik Schami
La peste. Albert Camus
Los pilares de la tierra. Ken Follet
Primavera con una esquina rota. Mario Benedetti
Sinuhé el egipcio. Mika Waltari
La sonrisa etrusca. José Luis Sampedro
Sostiene Pereira. Antonio Tabucchi
Las uvas de la ira. John Steinbeck
6.2 Quince títulos para jóvenes
El club de los poetas muertos. N. H. Kleinbaum
El diario secreto de Adrian Mole. Sue Townsend
Los escarabajos vuelan al atardecer. Maria Gripe
El hobbit. J.R.R. Tolkien
La isla del tesoro. R.L. Stevenson
Los jardines cifrados. Carlo Frabetti
No pidas sardina fuera de temporada. Andreu Martín y Jaume Ribera
Noche de viernes. Jordi Sierra i Fabra
Parque Jurásico. Michael Crichton
Rebeldes. Sisan Hinton
El señor de las moscas. William Golding
Sin máscara. Alfredo Gómez Cerdá
Sin noticias de Gurb. Eduardo Mendoza
La tienda de palabras. Jesús Marchamalo
Los trenes del verano. José María Merino
6.3 Quince títulos para niños
El 35 de mayo. Erich Kästner
Aventuras de la mano negra. H. Press
Aventuras de Tom Sawyer. Mark Twain
Bambulo. Bernardo Atxaga
Billy y el vestido rosa. Anne Fine
Las brujas. Roald Dhal (y todas las obras de este autor)
Cuentos para jugar. Gianni Rodari
La guerra de los botones. Louis Pergaud
Konrad. Christine Nöstlinger
El misterio de la isla de Tokland. J.M. Gisbert
Momo. Michael Ende
El pequeño Nicolás. R. Goscinny
El pequeño vampiro. Angela Sommer-Bodenburg
Sapo y Sepo un año entero. Arnold Lobel
Un tiesto lleno de lápices. Juan Farias



Bibliografía:
Alonso, Pura et al. "Primer encuentro de clubes de lectura: Biblioteca Pública del Estado de Guadalajara". En: Educación y Biblioteca. Nº 113 Madrid: Tilde, 2000. Pp. 4-12.
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Calvo Alonso-Cortés, Blanca. "Excepciones que transofrman las reglas: los clubs de lectura". En: Educación y Biblioteca. Nº 35 (mar. 1993) pp. 63-65.
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Faraon Llorens, Mª Dolors Insa. "Campaña de animación lectora para adultos". Educación y Biblioteca. Nº 35 (mar. 1993). Pp. 52-53.
Jara Fernánadez, Carmen. "Un taller de animación a la lectura: club de lectura de la biblioteca pública de Ceutí (Murcia)". En: Educación y Biblioteca año 9, nº76 (febrero, 1997) ; p. 49-50.
Lavigneur, Philippe. "Animation de la lecture et programmes de lecture d'été ",: Argus, Vol. 28 (1999): Num. 1, 15-20.
Marlasca Gutiérrez, Mª Begoña: "Taller de lectura para adultos. Biblioteca Pública de Cuenca". En: Educación y Biblioteca. Nº 35, (mar. 1993), pp. 60-62.
Puig Ramírez, Marta. "Programa de incentivación a las escuelas de adultos". Educación y Biblioteca. Nº 35 (mar. 1993. Pp. 58-59.
Rodríguez Rivero, M. "Leer para discutir, Discutir para conocerse". El país. Suplemento Babelia de 31 de julio de 1999, p. 3.

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