martes, 25 de noviembre de 2008

NUEVOS LIBROS...

José Saramago y su nuevo libro 'El viaje del elefante'

El pretexto de Saramago para llevarnos a esta nueva historia será considerar el darle un mejor regalo al archiduque Maximiliano de Austria, que el ofrecido en su boda, de parte de su primo el Rey Juan III...


lunes 24 de noviembre de 2008


Se acaba de publicar la última obra del gran escritor José Saramago.
Cuenta el viaje épico de un elefante asiático llamado Salomón que, en el siglo XVI, tuvo que recorrer Europa por caprichos reales y absurdas estrategias, como se explica en una carta de presentación (ver carta) que su mujer ha colgado en la web de la Fundación Saramago.

'El viaje del elefante no es un libro histórico, es una combinación de hechos reales e inventados que nos hace sentir la realidad y la ficción como una unidad indisoluble, como algo propio de la gran literatura. Una reflexión sobre la humanidad en la que el humor y la ironía, marcas de la implacable lucidez del autor, se unen a la compasión con la que José Saramago observa las flaquezas humanas' (Alfaguara).


http://club-dante.blogspot.com/2008/11/jos-saramago-y-el-viaje-del-elefante.html

lunes, 24 de noviembre de 2008

La lectura:Una prioridad en Iberoamérica?

Los lectores son hoy por hoy los principales protagonistas cuando hablamos de lectura o de temas referidos a la cultura de la lengua escrita. Antes eran los libros. Y aunque estos siguen siendo esenciales en esta era de la información, ya no son el eje central. Ha habido un cambio de foco. Este desplazamiento del libro al lector favorece enormemente la democratización de las prácticas lectora y escritoras, en la medida en que pasamos del singular al plural. Hablar de lectores, en plural, significa hablar de una diversidad rica y variada de gustos, intereses, necesidades, deseos, interpretaciones y aplicaciones de la lectura y la escritura. Significa fomentar el uso de diferentes materiales de lectura para diferentes propósitos y en diferentes situaciones. Esta diversidad que parece tan obvia no lo es tanto y no lo ha sido a lo largo de la historia del libro y la lectura. Estamos actualmente viviendo una pluralidad que se refleja en la construcción de políticas, en el diseño de múltiples programas de promoción de lectura y en la búsqueda de nuevos lectores.
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http://www.cerlalc.org/revista_noviembre/index.htm









Tabla de Contenido

1.1 Propósito de la encuesta
1.2 Vistazo general
1.3 Hábitos de lectura en tiempo libre
1.4 Posición social y lectura por placer
1.5 Actitudes hacia la lectura
1.6 Internet y la lectura por placer
1.7 La lengua y la lectura de libros por placer
1.8 Géneros en la lectura por placer
1.9 Habilidades de lectura
1.10 Introducción a la lectura
1.11 Uso de bibliotecas públicas
1.12 Búsqueda de libros Online
1.13 Compra de libros por placer
1.14 Valor estimado del mercado de libros para lectura por placer
1.15 Compra de libros por placer en Internet
1.16 Fuentes informativas de libros para lectura por placer
1.17 Fuentes de oferta de libros para lectura por placer
1.18 Conclusiones

http://www.cerlalc.org/revista_noviembre/n_articulo06_a.htm





Bien lo señala la experta Eliana Yunez en su artículo sobre las políticas públicas de lectura. Hablar de políticas y no de una política, dice Yunez, es una invitación a diseñar estrategias variadas de acuerdo con las sociedades, localidades, regiones y países. Esto lleva a dos tareas de gran importancia para la formulación e implementación de políticas públicas: una, la articulación de esa diversidad. Más que crear planes, proyectos y programas desde el Estado, lo que se requiere es articular entre los agentes sociales, públicos y privados, oficiales y particulares, que puedan movilizarse a favor de la diseminación de prácticas lectoras. Y la otra tarea es la organización de las comunidades a favor de la lectura: organizarnos en la escuela, en el condominio, en la fábrica, en la comunidad, lo que potenciaría políticamente las acciones de promoción de lectura.

Esta conciencia de la necesidad de formar lectores y usuarios de la lengua escrita, como algo que resulta indispensable en la época actual considerada como la sociedad del conocimiento, se refleja en todos los campos y en todos los sectores. De allí que el tema desarrollado por la experta mexicana, Elisa Bonilla se centre en señalar el reto que tiene la escuela básica de formar a los ciudadanos de un país democrático. Esta formación implica igualmente el reconocimiento de la diversidad de lectores capaces de generar ideas propias, de conocer las ideas de otro a través de lo escrito, de responsabilizarse de su postura personal y argumentarla. Para lograr este desafío que tiene la escuela hoy, es necesario transformar la pedagogía de la lectura y la escritura. No podemos seguir pensando que hay una sola forma de leer, ni un solo tipo de texto, ni una sola razón para leer. Y de nuevo surge la multiplicidad, la diversidad. La institución educativa se fue quedando por fuera de las prácticas sociales y culturales de la lectura y la escritura y fue reduciendo y volviendo artificial la enseñanza de la lecto-escritura. Esta situación ha generado un llamado de alerta a la escuela para que revise su concepción de la lectura y la escritura y le abra de una vez por todas las puertas a las prácticas sociales de leer y escribir, verbos que definitivamente no deberían seguir conjugándose en un tiempo infinitivo, congelado y vacío de sentido. La escuela no puede continuar con una simple pedagogía de la decodificación centrada en los primeros grados, sino que tiene el desafío de desarrollar en los estudiantes destrezas, habilidades y competencias para hacer uso de la lengua escrita en todas sus dimensiones.

Por fortuna la tarea de formar lectores es un esfuerzo compartido. Una de las instituciones que tiene como misión la formación de lectores y usuarios de la lengua escrita es la Biblioteca. La revista publica un documentado artículo del especialista chileno, Ricardo López que nos muestra la transformación de las bibliotecas públicas en Chile y plantea los desafíos que tienen las bibliotecas hoy para lograr realmente convocar a una verdadera participación ciudadana y transformarse en espacios de intervención social que logren disminuir la exclusión. Es necesario que la biblioteca interactúe con su comunidad y se vuelva un espacio de socialización que logre que la gente se apropie de ella, la haga suya y genere acciones conjuntas donde los libros y los materiales de lectura no sean sólo fuentes de información sino que generen comunicación, y como acertadamente agrega López: “logren la comunicación con el desarrollo, aunque sea a la pequeña escala de las necesidades de un hombre o una mujer, que buscan —como lo hacen cotidianamente— dar un pequeño paso para librarse de su pobreza. Al menos así acontece en Chile y, seguramente, en el resto de Latinoamérica.”

En esta misma línea, la promoción de la lectura también es un asunto de los editores quienes cada vez más amplían su conocimiento del público lector. No basta con tener en el imaginario al lector, es necesario que este sector se de cuenta del compromiso social que tiene con la formación de una sociedad lectora. Preguntas como ¿es el editor un promotor de lectura? ¿Es parte de su profesión promoverla? son el centro de las reflexiones del editor argentino, Leandro de Sagastizabal.

Esta reivindicación del lector ha generado no sólo programas, proyectos, políticas y acciones que se ocupan de estimular las prácticas lectoras, sino que está orientando los estudios de tipo cualitativo tendientes a observar el comportamiento lector, a indagar sobre las actitudes, las motivaciones y los usos que se le dan a los libros y la lectura en las sociedades actuales. El CERLALC está adelantando un trabajo para la formulación de una Metodología para la medición del comportamiento lector en Iberoamérica . Por esta razón la revista ha querido publicar una encuesta adelantada en Canadá durante el 2005, que indaga sobre los gustos lectores, sobre la compra de libros por placer de los lectores de habla inglesa y francesa de ese país y sobre los usos de las bibliotecas públicas y de internet.

En esta época donde la globalización tiende en muchos aspectos a homogenizar, la mirada hacia los lectores y la promoción de la lectura abre la posibilidad de reivindicar la diversidad cultural de nuestros países.

http://www.cerlalc.org/revista_noviembre/editorial_2.htm






Antes de hacer conjeturas sobre el tema, me gustaría pensar sobre las etimologías. Políticas viene del griego polis y se refiere a ciudad que, a diferencia del campo, implica civilidad, noción que se refiere a la ciudadanía, como práctica de quién tiene poder sobre la ciudad.

En general y en el sentido común, política está asociada en el régimen republicano a políticos, ciudadanos electos por el pueblo como sus representantes, para en su nombre ejercer el poder, poder en defensa de los intereses de todos los demás ciudadanos que no pueden ocuparse de estas funciones, ya que se ocupan de otras. La acción de los políticos, hasta el siglo diecisiete, se llamaba policía, el conjunto de la organización administrativa de una sociedad. El valor semántico de la palabra se alteró para la acepción de servicio de control y vigilancia, la organización represiva que conocemos, cuando los hombres del campo, rebelados contra la situación de explotación de las cortes, pasaron a rogar con vehemencia, (del latín rogare, abrogare ) a reivindicar sus derechos, haciéndose arrogantes, gente ruda y grosera. Estos miserables del campo, que los habitantes de las ciudades miraban con malos ojos, eran obligados a permanecer fuera del perímetro urbano, en villas, lo que dio origen al término villano, con un sentido depreciado.

Cuando el sistema administrativo se hizo represivo, en función de los hechos que llevaron a la intervención en la ciudad –un caso para la policía– más que nunca la ciudad se acordó de sus orígenes democráticos, en el ágora griego, con las decisiones tomadas por voto de los ciudadanos, hombres (y solamente hombres) libres.

El pueblo, visto con desconfianza y desprecio por los que los representaban, era llamado turba, donde el verbo era perturbar, y el sustantivo turbulencia. En su expresión cuantitativa, el pueblo ( singular ) es compuesto de muchos ( plural ), en el latín multus, donde la amenaza que genera cuando reivindica, lo que da origen al tumulto.

Para evitar que la violencia se hiciera regla, los civiles dirigentes (ya que la policía había pasado a ser identificada como la fuerza de represión, como la clase guerrera, - que ironía! aquella que debe defender la paz y el orden….) se identificaron como civilizados, los que podían actuar con civilidad, cosa posible con la retracción de la nueva policía.

La idea de que todos somos iguales y de que tenemos los mismos derechos está presente en los más antiguos documentos civilizatorios, como el Génesis, en el que la propiedad de la tierra es explicitada como un derecho de todos. Algunos milenios más tarde, en la Revolución Francesa, ésto quedó consignado en leyes, que podrían, de hecho, haber transformado los ciudadanos en compañeros y camaradas, etimológicamente, aquellos que reparten el pan entre sí y comparten la misma cama o cámara.

En inglés, los términos police y policy apuntan bien a la sutileza de la diferencia. Hacer política es, pues, una manera de (ad) ministrar la sociedad, con civilidad. Administrar es conducir con maestría, aproximarse de la actuación de un maestro, en dirección de un grupo, de un negocio, de una comunidad. Hacer política, para Aristóteles, era una acción intrínsicamente relacionada a la ética. Por lo tanto, su ejercicio está relacionado con el espíritu de justicia, con el principio de respeto mutuo: una acción, donde voluntad debe tener en vista el bien común, una actividad (neg-ocio) que cabe en todas las instancias o niveles de representación del pueblo, de una comunidad, de un grupo.

Nadie puede, en sana conciencia, decir que no se interesa por política. Nadie puesto al frente de cualquier responsabilidad -una familia, una escuela, una biblioteca, un museo, un centro cultural, una guarnición militar, un hospital, una estación de trenes o de buses, un edificio, un condominio, etc.– puede eximirse de una actuación política. Hay una política de habitación, de transporte, de educación, de cultura, de comercio, de industria, de comunicación, etc. y ella se refleja de forma efectiva sobre la vida de cada uno y de todos, queramos o no.

Nada hay de extraordinario, pues, en que hablemos de políticas de lectura. Políticas en plural es un indicativo de que la diversidad de intereses, de posibilidades, de contextos nos invita, a cuenta del sentido común, a diseñar diferentes estrategias de promoción de la lectura, de acuerdo a las sociedades, localidades, regiones, países. Urge crear, mas que planes, proyectos y programas, una articulación entre los agentes sociales públicos y privados, oficiales y particulares, que puedan movilizarse en favor de la diseminación de prácticas de lectura como condición para una ciudadanía de hecho. Esto sería crear una política.

En general, creemos que el Estado debe responsabilizarse por proveer los medios e incentivar con la definición de planes o programas, el trabajo como el principal y único obligado a promocionar ciertas acciones sociales. Sin embargo, esta consideración –en parte verdadera– merece algunas reflexiones. El Estado democrático se hace efectivo a través de un sistema de alternancia de gobierno y los gobiernos poco toman en cuenta las iniciativas bien sucedidas que ya estén atendiendo sus fines. Los gobiernos, con frecuencia, optan por descontinuar acciones iniciadas por otros anteriores y tienen una visión genérica e inmediatista de las soluciones, desconociendo experiencias y no permitiendo la viabilización de las iniciativas que de ellos dependen.

Por otro lado, ¿Quiénes son los que tienen la obligación de promover la salud? ¿Solamente los médicos, odontólogos y los ministerios del área ? o ¿La salud también depende de la calidad del agua y del aire, de la limpieza pública y de las condiciones de salubridad y de seguridad en el trabajo? ¿Quiénes son los que deben tratar los temas relacionados con la educación? ¿Escuelas, bibliotecas y profesores, solamente ? o ¿La educación también afecta a las familias ( que introducen a los niños en los primeros ejercicios de convivencia social ), a los museos, a los sistemas de comunicación de masa, a los editores y libreros, a los productores de cultura, de una manera general ?

La sociedad civil, que incluye sus diversas instituciones, puede y debe tomar para sí, no sólo la demanda por respaldo y fortalecimiento para la resolución de sus necesidades, sino también tiene la necesidad de organizarse para conocer sus problemas y encontrar maneras de encaminar soluciones.

En lo que concierne a la lectura, la primera necesidad de una comunidad es reconocer esta práctica como una actividad que precede a la mayoría de las conquistas sociales de sus integrantes. Ella es el recurso que le permite obtener la información sin depender mucho de intermediarios e intérpretes, que ubica a cada uno frente a una serie de posibilidades, que le ofrece opciones para hacerse un poco menos autómata y más responsable por sus deseos y actitudes.

Leer, ¿Para qué? Las respuestas más obvias, nosotros ya las sabemos: no hay trabajo, existen restrictas oportunidades de alcanzar calidad de vida para los que no saben leer. El analfabetismo es excluyente. Lo más grave, sin embargo, es que –en el mundo contemporáneo– nuestro cerebro y nuestro lenguaje ya funcionan de acuerdo a las leyes sintético-semánticas de la escritura. Así, nuestra propia oralidad responde o no a las expectativas de una lengua escrita. Más dificultad de hablar corresponde a menos capacidad de lectura.

Por otro lado, sería necesario también que comprendiéramos que el letramento (la cultura pasada por la letra, por la ascendencia de la escritura) se extiende a múltiples lenguajes: de la moda a la TV, del cine al tráfico, de las relaciones familiares a la literatura, por la narración de historias, por la narrativa, pues ella excita nuestro imaginario y organiza nuestra narratividad. Justamente ahí, en la formación de nuestra capacidad de decir y de decirnos, está el extraordinario poder del lenguaje de potenciar nuestro pensamiento, de enseñarnos a pensar con alguna autonomía y criticidad –por asociación, por comparación– aparte de construir nuestra historia personal, nuestra intersubjetividad, nuestra identidad.

Narrar es expresar el ser que se va construyendo a través del lenguaje, de la lectura a la escritura, del mundo al texto y de vuelta al mundo. Nosotros, en realidad, para tener indicadores de nuestra cultura, leemos para mejorar nuestra calidad de estar en el mundo y de relacionarnos con los demás. Leyendo, descubrimos lo que se esconde en nuestros corazones y mentes como deseo sin nombre, como experiencia incomprendida y podemos alcanzar una identificación que nos ayude a romper con los horizontes estrictos de nuestro mundo.

Por eso, leer no es responder a cuestionarios sobre el autor o el estilo de época o de figuras de lenguaje, leer es comprender y dar sentido a nuestra propia historia y vida. La práctica de la lectura debe ser liberadora y no aumentar el fardo de nuestras limitaciones. La lectura, desde la receta de la torta de la abuela al impreso de un medicamento, de la publicidad al cuento, debe ser una celebración de nuestra participación en el discurso, en el lenguaje vivo que da sentido al mundo.

Tenemos, pues, razones de sobra para organizarnos en la escuela, en el condominio, en la fábrica, en la comunidad, para potenciar políticamente nuestras acciones de promoción de lectura. Al ser más chica una ciudad, más grande es su capacidad de organizarse de manera ágil para incentivar la lectura por todas partes. Siendo lectores, seremos, sin mayores problemas, promotores de lectura, convencidos que tenemos los beneficios de esta práctica. Y no es necesario esperar a que los representantes del Estado, es decir, de nosotros mismos, tomen la iniciativa y hagan todo solos. NOSOTROS PODEMOS HACERLO, EN NUESTRO MEDIO, CON LA ARTICULACIÓN DE INICIATIVAS Y RECURSOS LOCALES, UN BUEN Y PERMANENTE TRABAJO DE POLÍTICA DE LECTURA.

¿Cómo se daría este tipo de acción? Los liderazgos de la escuela, del condominio, en cualquier institución pueden esbozar un programa de lectura regular entre los miembros de su comunidad, teniendo en vista cambios, diálogos, reflexiones sobre lo que estamos leyendo de los periódicos y revistas a ciertas prácticas sociales de la administración pública. Por ejemplo, el caso es que no podemos ser de opinión (cosa fabricada por el medio), debemos tener además información, sensibilidad y capacidad crítica para que podamos ganar seguridad en nuestra habla y con ella, mejorar las condiciones de convivencia.

Pequeños comités que reúnan a representantes de las instituciones locales, con la participación del poder público local, exigido por el deseo de la comunidad, puede trazar un plan, cuyo asimiento sea el de la comunidad, su geografía e historia, disponiendo de la voluntad de actuar a favor de una sociedad lectora. No será difícil organizar círculos de lectura por todos los lugares, con o sin perfil temático, envolviendo la escuela, la fábrica, el cuartel, la radio, el cine, los hospitales y puestos de salud, las estaciones de transporte y la biblioteca pública y la escolar. El espíritu de la lectura se disemina con rapidez y alegría, como construcción común y no como tarea delegada a otros.

Para esta toma de actitud, no se depende de poder y sí de voluntad pública, de voluntad de acción a favor de muchos, antes que se alboroten por haber sido excluidos de los derechos sociales. Una escuela, una biblioteca pública, una asociación de promotores de lectura puede movilizar y reunir compañeros interesados en las ventajas colectivas del estímulo a la capacidad creativa y crítica de niños, jóvenes y adultos, teniendo en cuenta su participación activa en el diseño de una sociedad más justa, reordenada, que de paso al diálogo, en lugar de mantenerse en clima de beligerancia y violencia.

Freud, el creador del psicoanálisis, obcecado lector de mitos y tragedias, de romances y poesía, tiene una hipótesis bastante razonable de que -a ejemplo de los pequeños que aún no han desarrollado el lenguaje hablado y expresan sus necesidades con gritos, llanto y patadas- los hombres embrutecidos por la falta de dominio de las palabras y del discurso (esta lengua no es gramática, ni de diccionario, pero sí, lengua viva, en uso ) pasan a exigir con violencia. Esta destruye a los opositores, en lugar de tomar las diferencias para reconocer en la diversidad una oportunidad de luchar con la riqueza de la pluralidad, y de reacomodar y distribuir articuladamente, derechos y deberes; es decir, de desarrollar políticas de organización de lo social según la administración de necesidades y de responsabilidades.

La palabra responsabilidad tiene una misma raíz: respuesta y es ésto lo que podríamos hacer en las relaciones sociales : responder en lugar de reaccionar, sin considerar en la diferencia, la existencia de la alteridad.

Así, una pequeña institución puede emprender una acción articuladora de voluntades que reconozcan la necesidad de la promoción de lectores; en realidad, queriendo ciudades mejores, medio ambiente más cuidado, salud más protegida, aparte de más libros leídos y de mejor y más grande producción cultural. Reunidas algunas instituciones en comisión coordinada, con distribución y repartición de actuaciones definidas en común acuerdo y apoyados entre sí, existen ventajas de orden económico, de orden educativo-cultural y social. Veamos:
· Un mismo “ programa ” puede divulgar simultáneamente varias acciones de promoción de lectura en diferentes espacios y horarios para distintos públicos, envolviendo distintos lenguajes.
· Los acervos existentes pueden ser colocados en circulación, en bloques de lecturas temáticas, de acuerdo con las oportunidades traídas históricamente y no apenas por fechas magnas, pero sí según las circunstancias de la comunidad.
· Toda la comunidad puede organizar actividades lectoras, como un programa de cultura, entre cine, música, libros, contadores de historias, poetas, así como también discusión de medidas que afectan las decisiones de interés común.
· Los recursos pueden ser recolectados y compartidos en un plan común, envolviendo hasta los costos de reunión de otros agentes, especialistas de otras localidades y países.
· Debe realizarse un encuentro anual para la presentación de los reportes de actividades, de la evolución de los trabajos, corrección de las decisiones y de los rumbos alterados en el propio proceso de implementación de las acciones.
· La organización local se presentará como contrapartida de inversión, que los gobiernos estatal y nacional necesitan tener en cuenta en un plan articulado para todo el país.
· La acción debe tener visibilidad en los medios de divulgación locales, noticieros y periódicos, acompañando para el público el trabajo, de tal manera que contagie a otras comunidades y garantice el apoyo gubernamental.
· Los libros pueden estar en todas partes, desde consultorios médicos ( que en general, solo tienen revistas con chismes de la farándula y de los famosos ), hasta restaurantes, donde una carta con cuentos puede acompañar la de los platos.

Lo fundamental es una amplia y permanente formación de personas que vivan la práctica de la lectura en los espacios más diversos y en el uso de distintos lenguajes.

Claro está, que hacer política a partir de la sociedad civil es algo que se perdió con los griegos, sin embargo, es posible recuperar la práctica, cuando verdaderamente se quiere alcanzar un objetivo y se decide planear, cuidar estrategias y viabilizar, en común, un interés que envuelve la población como un todo.

Es de una serie de políticas microregionales que en un estado puede evaluar cuáles serían sus acciones concretas de apoyo a las iniciativas, conducidas por ciudadanos movilizados en las diversas instituciones de trabajo en cada municipio.

Es de una serie de políticas estatales que los gobiernos federales podrían ajustar sus recursos para fortalecer los proyectos en desarrollo, por la acción social integrada en otros niveles.

De esta manera, con seguridad, habrá menos riesgos de que los programas sean interrumpidos, que los liderazgos se transformen en personalismos, que las instituciones se atribuyan conductas de acciones verticalizadas. Las políticas de lectura así concebidas pueden generar autonomía de acción a mediano plazo y favorecer el aumento de bibliotecas de barrio, librerías, cine-clubes, museos, aparte de promover a investigadores, escritores, músicos, artistas plásticos, etc.

Finalmente, una política nacional de lectura se haría con la participación de personas e instituciones y sus proyectos no se desatarían tan fácilmente al despropósito oficial, ni al sabor de las vanidades personales.

Las políticas, elaboradas de distintas maneras, podrían ser un bello ejercicio de aprendizaje de la ciudadanía, mejor que la moda griega, incluyendo mujeres, ancianos, artistas, artesanos, sin exclusiones. El más grande obstáculo a ser vencido es la inercia en que las sociedades se metieron desde que los Estados se convirtieron en gestores de las vidas personales y sustituyen sus iniciativas de grupo.

Las políticas de lectura, sin embargo, sin ser mágicas, sólo se hacen a partir de lectores y no de electores no críticos y desinformados. No obstante, como diría Aristóteles, sin ética, la lectura seguiría siendo manipulación de sentidos; es decir, la lectura no es panacea para los males sociales, pero sí ayudaría bastante que cada uno pudiera y supiera leer por su cuenta, sin tutorías. Pues, la expresión pública en políticas no debe confundirse con políticas dictadas por el Estado al público.

Existen políticas públicas que atienden intereses muy particulares de gestores, editores y autores.

Existen políticas generadas por financiación privada, pero de carácter público y que, sin embargo, siguen limitando el interés público.

Porque hay también políticas públicas dictadas por el público –la sociedad civil– y destinadas al público, accesibles a todos, que podrían contar con inversiones de instituciones privadas –cajas y bancos, agremiaciones de industria y comercio, etc.- y que no dependan del Estado, pero que tengan el compromiso público de crear una mentalidad lectora a través de los medios masivos, de facilitar que los planes locales y regionales, de origen en la sociedad civil sean continuados y mantenidos por un cambio permanente de experiencias, con desplazamientos de expertos y fortalecimiento de bibliotecas públicas y escolares, aparte de centros culturales.

Las políticas de lectura no tienen una receta acabada, pero de todas maneras, se hace necesaria la constitución de una red de acciones asumidas colectivamente en cada comunidad, con decisiones concertadas interinstitucionalmente, que acojan las iniciativas y proyectos para apoyarlos y expandirlos hasta que las prácticas se tornen habituales en la experiencia de cada sujeto ciudadano.
http://www.cerlalc.org/revista_noviembre/n_articulo01_a.htm

LA FILOSOFÍA EN MÉXICO ¿PARA QUÉ?



Gabriel Vargas Lozano


El pasado 20 de noviembre se cumplieron siete años desde que la UNESCO, a iniciativa de la Federación Mundial de Sociedades de Filosofía (FISP) aprobó la celebración de un día destinado a la reflexión en torno a la importancia y significado de la filosofía. El día elegido, el tercer jueves de todos los meses de noviembre, coincide con el día en que probablemente nació Sócrates, hace 2 mil 477 años. Como se sabe, Sócrates fue el primer mártir de la filosofía. En la actualidad, la filosofía se ha vuelto una reflexión más necesaria que nunca debido a las graves y profundas interrogantes que emergen de un tipo de desarrollo científico-técnico; de las profundas desigualdades sociales; de la crisis de los sistemas ecológicos y de las complejas expresiones de un cambio histórico que se ha dado en llamar, a falta de un mejor nombre, postmodernidad o transmodernidad. A lo largo de su historia, la filosofía ha cumplido diversas funciones; sin embargo, las que me interesa destacar son, por un lado, su papel de crítica social profunda y por otro, el de prefiguradora de los cambios futuros. Un ejemplo evidente lo tenemos en la Ilustración francesa, en la cual los philosophes, al tiempo en que criticaban el absolutismo, proponían las instituciones de la modernidad (Rousseau, la democracia; Voltaire, la separación Iglesia-Estado; Montesquieu, la tripartición del poder; Diderot y D'Alembert, la Enciclopedia, entre otros). En cierto modo seguimos viviendo ese imaginario y nos encontramos en la búsqueda de uno que pudiera sustituirlo. Y ya no deseo nombrar las aportaciones de Kant, Hegel, Marx, Nietzsche, y en el siglo XX, de Russell, Sartre, Wittgenstein o Chomsky, entre tantos otros. En nuestro país existe una grave incomprensión sobre el significado y función de la filosofía. Las reflexiones en torno a la comunidad filosófica nacional parecen no interesar a nadie. Su repercusión en los medios culturales es escasa. Los canales culturales de televisión del Estado (22 y 11) no le otorgan ningún espacio. Se organizan una gran cantidad de conferencias, coloquios y congresos nacionales e internacionales pero poco interesa lo planteado en ellos. Se producen mas de veinte (¡veinte!) revistas filosóficas en el país y, al parecer, poco se leen. Además, desde hace años, el gobierno ha dejado de estar interesado en el desarrollo de la filosofía: Conaculta no otorga ningún apoyo y no existen concursos de temas filosóficos, seguramente porque sus directores consideran que la filosofía no pertenece a la esfera de la cultura. A las secretarías de cultura de los estados, empezando por la del DF, les tiene sin cuidado el impulso de la filosofía entre los ciudadanos. De igual forma, en estos años, las materias filosóficas han sido suprimidas o reducidas al mínimo en los planes de estudio del CCH o El Colegio de Bachilleres y, obviamente, no está contemplada en la reforma que en la actualidad está llevando a cabo el Gobierno Federal, en la enseñanza media superior, misma que pretende preparar a los individuos en “competencias y habilidades”, es decir “inglés y computación”. Por otro lado, ya no se han fundado Facultades de Filosofía en el país (este tipo de instituciones no existen en el sur de México) y, salvo algunas de la capital, las demás sólo cuentan con recursos mínimos para subsistir. En otras palabras, la filosofía dejó de ser el centro rector de la Universidad y ahora se le mantiene como parte de la decoración. ¿Cuáles son las razones de este grave hecho? La respuesta, a mi juicio, tiene dos vertientes: la primera está conformada por la tendencia del actual modelo de acumulación del capitalismo, que no sólo ha llevado al límite la cosificación de las relaciones humanas sino que ha buscado, mediante la utilización de las nuevas tecnologías, la exacerbación de lo que Karel Kosik llamaba “el mundo de la pseudoconcreción”. Es por ello que trata de eliminar en “el consumidor” (mercantil o político) todo pensamiento reflexivo para profundizar en los procesos de enajenación que sean útiles en la mercantilización y en la manipulación política de los ciudadanos. En esta misma dirección, un capitalismo subdesarrollado como es el nuestro, sólo se dedica a reproducir lo creado en los grandes países desarrollados. Es por ello que el pensamiento filosófico crítico (porque también lo hay acrítico) tiende a ser excluido. Quienes dirigen la educación en el país no entienden (y ¡ojo! ésta sería una tesis a su favor) que la filosofía posee una serie de disciplinas como la lógica, la ética, la estética, la filosofía de la política, la filosofía de la cultura, que podrían contribuir activa y creativamente al desempeño competente de cualquier actividad. Existe también otra respuesta a la actual situación de marginalidad y cerco de la filosofía. Nuestra comunidad filosófica en tanto comunidad ha hecho muy poco por hacer valer a la filosofía en el espacio público. Lo más notable ha sido un excelente texto que se hizo llegar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación , redactado por investigadores del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM y apoyado por muchos de nosotros en contra de la penalización del aborto. Seguramente, dicho texto coadyuvó en la decisión de los ministros para avalar las reformas hechas por la Asamblea del DF, así como en la labor exitosa de salvamento de un programa de radio semanal que el Gobierno del Estado de Jalisco pretendía eliminar mediante diversos pretextos. Más allá de esto, la comunidad filosófica no ha realizado un esfuerzo de divulgación similar al que realiza la Academia Mexicana de la Ciencia para la defensa y comprensión pública de ésta. Además, tanto la comunidad filosófica como la sociedad misma deberían adoptar la propuesta que hace la UNESCO, a través del libro colectivo Philosophy: school of freedom [Filosofía: escuela de libertad], en donde se sostiene, entre otras cosas, lo siguiente:
1. La filosofía no es para una élite complacida en su torre de marfil. La filosofía es un beneficio público que debe ser enseñada a los niños, los adolescentes y los adultos; en las universidades, en el espacio público y en el ámbito privado. 2. La filosofía, como hemos escrito, tiene los instrumentos idóneos para formar a un ciudadano preparado y organizado mentalmente. 3. La filosofía contribuye al conocimiento de los grandes problemas de la humanidad. 4. La filosofía contribuye a construir lo que nos falta en México: una auténtica democracia, debido a que fomenta el diálogo racional y la constitución de la ciudadanía.
Agregaría que una filosofía diurna, es decir, consciente del mundo en que vivimos, orienta a los individuos en la existencia. Hoy padecemos una enorme crisis de valores, y si la enseñanza de la filosofía todavía es mejor, contribuye a la construcción de las instituciones del futuro. La filosofía en México, desde el pensamiento pre-hispánico hasta nuestros días, ha formado parte del debate por la conformación de la sociedad mexicana. Diría más: no puede comprenderse en forma cabal del desarrollo de nuestra historia sin una reflexión sobre la contribución de la filosofía. En contraste, ésta ha desaparecido de las carreras de historia, y es importante recordar que no pueden entenderse los procesos políticos actuales sin una filosofía moral y política. Tampoco pueden entenderse las consecuencias del desarrollo de las ciencias de la vida sin una reflexión procedente de la bioética. Por todo eso es muy extraño que la filosofía brille por su ausencia en un país que, como el nuestro, se halla hundido en la crisis económica, política, moral e ideológica.
Gabriel Vargas Lozano, ex presidente de la Asociación Filosófica de México,
es profesor-investigador del Departamento de filosofía de la UAM-I .

http://www.jornada.unam.mx/2008/11/23/sem-gabriel.html


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lunes, 17 de noviembre de 2008

Y USTED ¿CUÁL LIBRO ESTÁ LEYENDO ESTE MES?



De la lectura y sus vicios (1)
Marcelo Medrano

Buen día, amable lector.
Mmm, ¿lector?
Vaya inquietud con la cual amanezco:¿hay lectores en este país?, ¿cuántos?, ¿dónde encontrarlos?
Ya, ya, me dice, ya va usted a hacer preguntas raras: ¡claro que hay lectores!, con un relativamente bajo nivel de analfabetismo, las personas en su cromática variedad saben leer en este tricolor país.
Las personas aprenden a leer desde cuando están en la escuela, ¿o no sabía usted eso?… ¡y viene a preguntarme, haciéndose el interesante, si la gente lee!
Con esas ridículas preguntas, me está haciendo perder el tiempo de este domingo, ¡¡leyéndole!!
Intento reponerme de esa reprimenda llena de argumentos: si, en un país, millones de personas han cursado por la escuela y el colegio, ellas saben leer, y lo único que estoy haciendo es un escándalo.
Un escándalo dominguero, que es peor. Pero, estimados lectores, si bien aprobar los cursos en el sistema educativo puede indicarnos que el prójimo sabe leer, ¿el saber leer garantiza que existan lectores? ¿Cuántos libros hemos leído en este año?, ¿al menos uno por mes?...
¿Vio? Y sigue con lo mismo: ustedquiere convencernos que el lector es quien lee libros, y nada más. Sigue exagerando.
Permítame, y en esto me darán la razón los profesores de este país:
cuando, en el colegio o universidad, el maestro plantea la lectura de un libro recibe preguntas de este tipo: ¿cuántas páginas tiene? (más de 20 páginas es unlibro gigantesco), ¿con qué tamaño de letra está impreso el libro? (si el tamañode letra es similar al de este editorial, la ceguera cunde y los dolores decabeza y oculares se avizoran), ¿tiene gráficos, dibujos, imágenes?, ¿no? (y el libro se vuelve un campo gris lleno de obstáculos, y muy aburrido).
Si tiene un índice de temas o capítulos: ¡es ‘un montón’!, y ¿hay que hacer resumen?, ¿acaso no confía en la lectura del alumno?; además, ¿usted cree que no tengo otras cosas más importantes por hacer?..., preguntas que se acompañan con una gestualidad de aversión en rostros y cuerpos.
El profesor que no haya tenido tal bombardeo de argumentos, que lance la primera piedra, y el padre que no haya atravesado por esa situación que lo haga también.
Y este es nuestro primer punto: hay que diferenciar una educación que cultive lectores de una educación que dé a la lectura la característica de ‘lectura de sobrevivencia’;
es decir,una lectura que sirva únicamente para leer el horóscopo, tomar el bus o recibir mensajes de celular, para someterse a la publicidad, repasar los apuntes de las clases recibidas o devorar las revistas femeninas y del corazón, o las masculinas y deportivas, o las de farándula…
De allí, pasamos al segundo elemento: en colegios y universidades, ¿cuántos libros, aparte de artículos,revistas especializadas y periódicos, leen los alumnos?, ¿cuántos de aquellos libros son efectivamente leídos, trabajados, desmenuzados?, ¿acaso no se construyen hábitos, más que de lectura, de sobrevivencia ante las obligaciones académicas? Y, una pregunta más crítica todavía,… que la dejo para la próxima semana, estimado lector
(2)
No piense que le he esperado toda una semana por la segunda parte de su artículo; la verdad consiste en que soy generoso con usted y quiero leer la continuación de sus argumentos respecto a la lectura y los lectores: este noviembre me encuentra con gran generosidad para con el prójimo, incluido usted, estimado editorialista.
Nos había dicho -lo recuerdo- que el tipo de lectura que se enseña en colegios y universidades es una ‘lectura de sobrevivencia’ ; es decir, para los menesteres cotidianos de las clases y las revistas de farándula, para la publicidad, los celulares y un gran etcétera.

Había también usted planteado que la lectura que desarrolla el alumno en esas universidades y colegios es, exclusivamente, una lectura para cumplir con las labores académicas, nada más.

Pero, aunque diga eso, habría que preguntarles a los profesores qué opinan al respecto… ante lo cual, le respondo, estimado y paciencioso lector, que efectivamente hay que preguntarles a los profesores de escuelas, colegios y universidades, qué han leído en este último mes.
Si los ve: ¡pregúnteles!: aparte de los memos y las evaluaciones, de los libros de grado o curso, y los eternos y amarillentos copiados, anímese a mirarles a los ojos para hacerles la pregunta de cuántos libros, el eminente y respetado profesor, ha leído en las últimas semanas.

¡¡Ufff, las sorpresas que se llevará!!
Y anímese, y repita también esa inquietud dirigiéndola hacia las autoridades de esos centros educativos.
Puede llevarse algunas sorpresas.

Jajaja, asústese usted, sorprendido lector, si, con franqueza y sabiduría y sapiencia, las autoridades o profesores le responden que han devorado toda la colección de Carlos Cuauhtémoc Sánchez, Paulo Coelho y especímenes similares, para dar solo un ejemplo. O ‘los hombres son de Marte y las mujeres son de otra parte’, o ‘alguien se ha robado mi queso’, mi celular o lo que sea…
¿Qué?, ¿le sucede algo?, ¿por qué se sonroja y baja la mirada?: ¡no me diga que usted ha sido ávido lector de esas inestimables joyas literarias!
Preocupa ante todo el asunto, ¿no le parece?
Pero, quiero compartirle dos ideas:
(1) el lector es alguien que se ejercita: de libros simples y accesibles debe proceder a enfrentarse a los complicados, largos, voluminosos: hay una voluntad de enfrentamiento, en ello reside la avidez de la lectura –después viene el disfrute;
(2) el lector siempre es un ‘lector militante’: no puede dormir tranquilo si las librerías se llenan de libros del tipo ejemplificado arriba; no puede relajarse si sabe que los libros son la mercancía de valores estratosféricos; no descansa al saber que a sus hijos, nietos, vecinos e hijos de vecinos se les da a leer, en colegios y escuelas, basura pintoresca, pero basura al fin;
se rasga la cabellera y las cejas al enterarse que los clásicos de la literatura, sociología y física, se eliminan del pénsum académico…
en definitiva, el verdadero lector no duerme, tal vez descansa, porque, en el fondo, le enfada que un libro, al cual un posible lector no tiene acceso, se quede en solitario guardando sus palabras.
Artículo editorial tomado de la ediciónimpresa de Diario El Telégrafo (Ecuador), del domingo 09 de noviembre del 2008.

sábado, 15 de noviembre de 2008

MUY BUENA IDEA DEL BANCO DEL LIBRO DE VENZUELA



Canje Bibliovan 2008



Servicio itinerante de canje de textos escolares en la ruta de la BibliovanCada año, al inicio del periodo escolar anual, el Banco del Libro abre al público el Servicio de Canje, que permite cambiar, totalmente gratis, libros de texto usados (en buen estado de conservación) por otros del siguiente año académico, sin importar la asignatura de que estos sean.Establecido desde 1960 en las instalaciones del Banco del Libro, este es el servicio más antiguo y popular de nuestra institución, con el cual ha desarrollado una acción pionera en el país y en América Latina –constituye una excelente alternativa de ahorro, especialmente para las personas de menores recursos, que en algunos casos llegan a canjear hasta 8 de 10libros solicitados, sin costo alguno- A partir del año 2000 este servicio se realiza además de forma itinerante. La Unidad Móvil de Lectura (UML) o Bibliovan visita escuelas y comunidades de la Gran Caracas con el fin de facilitar el canje a quienes no pueden dirigirse a las instalaciones del Banco.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Tristes noticias: Murió Paco Ignacio Taibo I

viernes 14 de noviembre de 2008Cultura → Murió Paco Ignacio Taibo I, escritor que “siempre enseñó las artes de resistir”
■ Evocación, más que tristeza, entre quienes acudieron a su casa para despedir al periodista
Murió Paco Ignacio Taibo I, escritor que “siempre enseñó las artes de resistir”
■ Para mi padre el periodismo era una mezcla de técnica y oficio con llama sagrada: Taibo II
■ Fue alguien que rendía tributo y homenaje constante a la vida, manifestó su hijo Benito
Arturo Jiménez
El poeta Benito Taibo y el narrador Paco Ignacio Taibo II flanquean a su madre, Maricarmen Mahojo, viuda del periodista y escritor Paco Ignacio Taibo I, cuyos restos mortales fueron velados ayer en su casa de la colonia Condesa. Al fondo, Carlos Taibo también hijo del creador de El Gato Culto Foto: Cristina Rodríguez
Siempre abierta para recibir a decenas de amigos y admiradores en innumerables tertulias, la puerta de la casa de Paco Ignacio Taibo I, en la calle de Culiacán, en la Condesa, permaneció de nuevo franca ayer para que este escritor y periodista asturiano y mexicano pudiera ser despedido por última vez, al fallecer a los 84 años a causa de una neumonía y luego de varios años de padecer el mal de Parkinson.
Pero, como él mismo lo hubiera deseado –según dijeron dos de sus tres hijos: el narrador Paco Ignacio Taibo II y el poeta Benito Taibo, así como su nieta Marina Taibo III, fotógrafa–, la atmósfera de la casa fue envuelta más por el buen ánimo y la evocación que por la tristeza, pues Taibo I vivió de manera “intensa, apasionada, generosa, honesta, congruente y con un sentido del humor muy potente”.
El cuerpo de Paco Ignacio Taibo I (19 de junio de 1924-13 de noviembre de 2008), colocado en ataúd en la sala de su casa, cubierto con un sarape, fue velado ayer y este viernes será cremado a las 11 horas en ceremonia privada.
Siempre una sonrisa
Generosos como su padre, Paco Ignacio Taibo II y Benito recibieron y atendieron a amigos y periodistas, y destacaron valores del fallecido y de la familia, como el espíritu de tribu, el cual, dijeron, es colectivo, comunitario.
“Para mi padre el periodismo era una mezcla de técnica y oficio con llama sagrada; no lo consideraba un negocio sino una misión, la voz de quienes no la tienen; él decía: trinchera que agarres, úsala”, dijo Taibo II, y compartió que siempre le enseñó “las artes de resistir”.
Recordó “su extraño respeto por la televisión”, su crítica a la izquierda por sólo satanizar a ese medio y dejar libre esos espacios para que “se cuele toda la mediocridad”, su conflicto con Emilio Azcárraga o sus aportes cuando dirigió los noticiarios del Canal 13.
“También usó el cine y la gastronomía para hacer sociología”, dijo, y resumió: “Fue un privilegio haber sido hijo de Paco Ignacio Taibo I, desde todos los puntos de vista: profesional, personal, amoroso.”
El poeta Benito Taibo dijo: “Mi padre deja una enseñanza moral y ética, que es lo más importante. Ha sido un privilegio ser su hijo y un verdadero honor, porque no era sólo un padre sino un maestro. Papá siempre pensó que este era un mundo maravilloso, a pesar de algunos de los habitantes del mismo. Él fue alguien que hacía un tributo y un homenaje constante a la vida. Pese a sus muchas enfermedades en los años recientes, te acercabas a él y siempre seguía sonriendo”.
Incluso la nieta, Marina, hija de Taibo II y de la promotora cultural Paloma Sáiz, directora de los Libro Clubes del GDF y la Feria del Libro del Zócalo, compartió varias anécdotas, como cuando viajó toda la familia a Nueva York, ciudad que le gustaba sobremanera a Taibo I, o cuando ella visitó por primera vez París con sus abuelos.
Escribió varias novelas y deja una obra inconclusa que Benito y Paco II revisarán para publicarla.

Buenas Noticias! Aunque las autoras sean venezolanas...








Libro infantil mexicano, entre las 10 mejores publicaciones ilustradas del año: NYT

Directora de editorial Tecolote afirma que la obra es una nueva experiencia para la lectura


México, DF. Como una muestra palpable del buen nivel que tienen las publicaciones mexicanas infantiles, El libro negro de los colores, de las venezolanas Menena Cottin y Rossana Faría, fue distinguido por el influyente diario estadunidense The New York Times como uno de los 10 mejores libros ilustrados del año.

Así lo dio a conocer hoy la directora de Ediciones Tecolote, María Cristina Urrutia, quien expresó su satisfacción por este gran logro que, en primera instancia, dijo, se traducirá en una enorme promoción para este sui generis libro, al cual definió como toda una experiencia.
Entrevistada en el estand que ocupa su editorial en la 28 Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (FILIJ), que se inauguró este viernes, explicó que el libro está hecho totalmente en negro, sólo con algún texto en blanco, e ilustraciones realzadas en barniz negro.
Cuenta la historia de un niño que platica cómo su amigo Tomás, quien no puede ver, es capaz de percibir los colores con el resto delos sentidos.
Más que un libro racional, dijo, se trata de toda una experiencia que invita al lector a jugar con esta capacidad de imaginación y de exploración de las sensaciones.
Cabe destacar que el libro ya había ganado otro importante premio, el año pasado, en la Feria del Libro de Bolonia, Italia. http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2008/11/14/libro-infantil-mexicano-entre-las-10-mejores-publicaciones-ilustradas-del-ano-nyt

miércoles, 12 de noviembre de 2008

México, País muy poblado con muy pocos lectores...



Editores de varios países de la región proponen cómo fortalecer la industria del libro
México sigue a la saga en la captación de lectores y la apertura de librerías en América Latina
Reuters
Ciudad de México, 12 de diciembre. En México, el país de habla hispana más poblado del mundo, florecen sin pausa los supermercados y centros comerciales, de la mano de la estabilidad económica. Pero las librerías no han tenido tanta suerte.
Con 105 millones de habitantes, México es probablemente uno de los casos más críticos de falta de lectores con el cierre de unas 200 librerías desde 1995 a la fecha, pero el panorama se repite a lo largo de América Latina, con la excepción de Argentina, Uruguay y Chile.
La región sigue siendo una de las de peor distribución del ingreso del mundo y tiene grandes masas viviendo en la pobreza, lo que impone una barrera al surgimiento de nuevos lectores.
“Cada vez se invierte más en el mercadeo editorial, en toda la campaña que se hace alrededor de un libro, en estudiar las diferentes formas para que la persona se acerque al libro”, dijo Marisol Schulz, directora editorial de la filial mexicana de Alfaguara. “No es muy alentador el panorama”, agregó.
Paradójicamente, las editoriales luchan contra un bajo índice de lectura global, pero continúan lanzando miles de títulos para satisfacer todas las demandas.
Para unos, la amplia oferta de obras conspira contra la posibilidad de atraer a los lectores, mientras que para otros la gama ofrece una seguridad a la industria y al género literario.
“La cantidad de títulos es como una apuesta diversificada para capturar a un lector cada vez más evanescente (...) Ahora se publica más, pero las tiradas son cortas y las librerías no pueden manejar todo lo que se publica”, comentó el presidente de la Cámara Argentina del Libro, Carlos de Santos.
Aun en los países donde la producción literaria ha ido en aumento, los niveles de lectura están a años luz del que se registraba en las décadas de 1960 y 1970.
Actualmente, parece haber una conjunción de, por un lado, más competencia para atrapar el tiempo libre, sobre todo de los futuros lectores, los niños, como videojuegos y televisión por cable y, por el otro, una falta de políticas permanentes de incentivo a la lectura.
“Las campañas de fomento de la lectura usualmente no sirven. Necesitamos planes integrales de fomento y que sean políticas públicas constantes”, dijo Eduardo Castillo, presidente de la Cámara Chilena del Libro.
En México, varias ferias del libro organizan un sinnúmero de actividades para los pequeños e, incluso, hay una programada sólo en función de niños y jóvenes.
“En la FIL (Feria Internacional del Libro de Guadalajara) organizamos más de 2 mil actividades para niños y recibimos más de 100 mil infantes”, dijo a Reuters Nubia Macías, directora de la principal feria del libro mexicana, cuya versión más reciente terminó hace algunos días.
Lectores y crisis
Pero no todo son malas noticias para la región en materia de lectores. Tras perder clientes por la guerra civil y la dictadura militar, respectivamente, Colombia y Chile están recuperando lectores, sobre todo para sus propios escritores.
“La crisis económica del siglo pasado afectó sustancialmente los índices y esto, mezclado con la situación política, llevó a la gente a emigrar, recortando aún más la población lectora”, dijo Moisés Melo, presidente de la Cámara Colombiana del Libro.
Melo señaló que en los años recientes se nota una recuperación, a lo que contribuyó una ley destinada a que los libros se mantengan a precios bajos, algo que en México reclama la Cámara Nacional de la Industrial Editorial Mexicana (Caniem), desde hace tiempo.
En Chile, tras la dictadura militar que acabó en 1990 y de la mano de una economía pujante, surgieron una gran cantidad de autores que encontraron un lugar entre sus compatriotas, pero los índices de lectura todavía no se encuentran “en los niveles que el país necesita”, opinó Eduardo Castillo.
Tras la severa crisis económica de 2001, Argentina recuperó lentamente su producción y en 2006 el número de títulos editados aumentó 12 por ciento, a 19 mil 426 ejemplares, en relación con el año anterior. Casi la mitad de las obras impresas pertenecía a autores locales.
Según un estudio español, entre 2001 y 2005 la publicación de novedades y rediciones en América Latina aumentó 31 por ciento.
En Uruguay, uno de los países más pequeños de América del Sur, con 3.3 millones de personas, se publican casi 209 libros anuales por cada 100 mil habitantes, según el mismo reporte.
En la capital, donde reside la mitad de la población, pueden encontrarse hasta dos librerías por cuadra en la avenida principal de la ciudad.
“El mercado uruguayo después de la crisis de 2002 volvió a florecer. Se vuelve a estar en los niveles de la década de 1990, cuando se vendía muy bien y se producía muy bien”, comentó Claudia Garín, editora de la filial uruguaya de Planeta.


http://www.jornada.unam.mx/2007/12/13/index.php?section=cultura&article=a07n2cul








En Europa más de 20 libros por persona al año. En México, medio libro al año.

Es bajo hábito de la lectura en México
Leen mexicanos en promedio un libro por año, dice Alcaraz
Yuridia Sánchez
19-10-2008 En México el promedio de libros que leen los mexicanos es de uno por persona, aseguró Francisco Javier Alcaraz Medina. El escritor dijo que en el país, el índice de lectores es muy bajo. "En México se lee un libro por persona al año por lo que el índice de lectores es muy bajo, hay personas que no leen ni siquiera un libro", señaló. Alcaraz Medina indicó que la situación de la lectura en general es dramática, debido a que las personas leen muy poco. "Las personas no consideran que leer es importante y piensan que es muy aburrido", agregó, "todo depende del sentido que le den a la lectura, para que le tomen sabor". El autor de obras como La Musa anselma y Tierra adentro expresó que si los mexicanos no tienen el hábito por la lectura, se debe a que los padres de familia no inculcaron ese valor a los hijos. "Muchos padres de familia no saben ni tampoco les gusta leer, entonces como van a desarrollar el gusto por la lectura en los hijos", expresó. "Tienen que saber seleccionar muy bien que tipo de cuentos o texto leerán, para poder captar la atención". Alcaraz Medina estuvo en Guamúchil, para recibir un reconocimiento por haber participado en un curso de lectura. Alabastrina Gallardo Gallardo, directora de la Casa de la Cultura y Bibliotecas de Salvador Alvarado, añadió que México es uno de los países con menos hábito de la lectura, ya que en Europa, países como Francia, Alemania e Inglaterra en promedio leen por persona más de 20 libros al año."Muchos padres de familia no saben ni tampoco les gusta leer, entonces como van a desarrollar el gusto por la lectura en los hijos". Francisco Javier Alcaraz Medina Escritor





http://www.noroeste.com.mx/publicaciones.php?id=419455&id_seccion=

lunes, 10 de noviembre de 2008

Madrid.AL LIBRO LE SIENTA MAL LA CRISIS...



9 de Noviembre2008

Cuando en plena Feria del Libro de Madrid comenzaron a aparecer artículos hablando de que el libro era casi inmune a la crisis, muchos de nosotros pensamos que estábamos ante unos artículos “temerarios” y poco “cautelosos”, en gran medida avalados por el silencio cómplice de las direcciones de nuestros gremios, incluyo a libreros, distribuidores y editores. Desde entonces a aquí he visto numerosos estudios y análisis de la repercusión de la crisis en otros sectores, en el caso del libro, ninguno.
Una contracción del consumo de la magnitud que empieza a tomar la crisis actual es evidente que iba a implicar una crisis del sector a partir de un cierto momento. Está más que estudiado en economía y en historia que la incidencia y virulencia de una crisis no llega por igual y con los mismos ritmos a todos los sectores del comercio minorista, como bien dice la “Ley del desarrollo desigual y combinado”, es decir, a iguales causas, diferentes efectos, ritmos de incidencia y virulencia en el impacto.
El espejismo de los datos de enero a junio en la evolución del consumo en general venía determinado, esencialmente, por el aumento de los precios, en torno al 4,4%, que por el aumento real de las ventas, el 1,5%, esto puede comprobarse leyendo cualquier informe de los muchos que han ido apareciendo desde entonces, y que determinaban una evolución positiva en torno al 6%.
Durante estas últimas semanas han ido apareciendo en la prensa artículos en los que se preguntaba a diferentes editores por la “ incidencia de la crisis”, unos se mostraban “críticos” con la situación y otros mucho menos preocupados, pero eso sí, ninguno manejaba datos reales, sencillamente porque no los hay, al menos públicos, científicos y contrastados. Veamos lo que planteaban.
LOS CRÍTICOS
• El libro es un artículo de ocio y entretenimiento, por tanto muy sensible a las crisis.• El libro, como cualquier producto, está sujeto a las disponibilidades de renta y crédito.• El libro es un bien de consumo no primario, por tanto una de los bienes en los que primero se ahorra.• La evolución de las compras en las grandes cadenas y librería son mucho más cortas que hace unos meses, por prudencia y cautela.• El aumento de las devoluciones es el mejor indicador de que los puntos de venta intentan liberar activos a la vez que descubren la estrechez de la demanda.• Al no existir la compra por marca ni la fidelidad a los sellos editoriales se incrementará la venta de los libros de los que todo el mundo habla y se venderán todavía menos el resto de la producción editorial.• La incontinencia editorial en cuanto a producción se verá seriamente castigada.• El libro de compra por impulso se resentirá seriamente.• Los precios y tiradas se tendrán que ajustar necesariamente.LOS CONFIADOS
• Los consumidores con rentas bajas no suelen comprar libros.• La edición no nota descensos impactantes en períodos de recesión.• El libro es un sector “contracíclico”.• El libro es un producto refugio por tener una horquilla de precios de mucha elasticidad.• El libro aguanta “mejor” las crisis que otros sectores del consumo ocio cultural.• El sector está acostumbrado a las crisis.• Los planes editoriales se fijan con mucha antelación, pensando en nichos, tendencias, etc… por tanto no hay por qué modificarlos ante una leve contracción de la demanda.• En navidades habrá un repunte del volumen comercial debido al desplazamiento del regalo hacia el sector del libro por la enorme variabilidad de su escandallo de precios.• El “lector eterno” seguirá comprando libros.
Desde mi punto de vista lo primero que el sector necesita y demanda es un buen análisis estadístico - técnico de la situación, es decir, hay que saber en que situación se encuentra ahora mismo el sector, y esto se puede hacer con una simple encuesta, los datos que se manejan en el interior del sector dan evidentemente la razón a los “críticos”, no puede entenderse que una industria tan potente como la editorial no tenga al día de hoy un análisis de proyecciones de situación que permita tomar decisiones con un mínimo de garantías y fiabilidad, por no hablar de haber aprovechado estos meses para realizar un diseño de escenarios y/o un cierto plan de contingencias. En mi opinión, y por los datos que tengo, en muchos casos obtenidos con llamadas telefónicas y conversaciones con editores y puntos de venta, la situación es bastante preocupante. Quizá ha llegado el momento de que el sector reaccione y lance un “Plan Anticrisis”, en vez de estar pendiente de quién asume la presidencia del gremio. Es socialmente deseable y económicamente posible. Y es que negar la evidencia no la cambia.
Manuel Gil
http://opinionconvalor.nireblog.com/

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Clubes de lectura en Argentina


Los clubes de lectura tienen una vieja tradición que se remonta a épocas victorianas. Sin embargo, no cabe duda de que en los últimos años han proliferado en todo el país. Una de las cosas más sorprendentes de este fenómeno es que estos vástagos de la imprenta de Gutenberg se hayan puesto de moda durante el auge aparentemente incontenible de Internet y el chateo.





En los últimos años, pese a Internet y la TV, unos 50 mil clubes de lectura florecieron en todo el país. Las razones del fenómeno.
Por Página/12
¿Quién dijo que la literatura está muerta, que ya no tiene público, que todo se lo lleva la televisión o Internet? En todo caso no en Gran Bretaña. En los últimos cinco años han florecido los clubes de lectura y los especialistas calculan que hoy hay unos 50 mil en todo el país. Estos clubes son grupos de hasta 15 personas de diversas actividades –jardineros, maestros, deportistas, científicos, empleados, académicos– que se reúnen mensualmente a discutir un libro que todos han acordado leer en la reunión previa.
La variedad de libros es tan amplia como la de profesiones. Desde los best-sellers “facilones” hasta clásicos de lengua inglesa, desde El código Da Vinci hasta David Copperfield, desde los acertijos de la gran dama del crimen inglés Agatha Christie hasta las aristocráticas historias de amor y sexo de Jill Cooper. Hay grupos que se forman por su inclinación a un género literario: espionaje, policial, romance. Otros que se encuentran con ropa de época, disfrazados como algunos de los personajes de la novela, o listos para dramatizar escenas. Hay grupos políticos, que perciben la lectura como una forma de agitación social, o que leen libros vinculados con una temática específica: grupos gay, lesbianas.
La moda se está trasladando a las escuelas, donde también están funcionando clubes de lectura para adolescentes y niños. Los clubes tienen un funcionamiento similar al de los adultos, pero con algunas diferencias. Hay una persona a cargo de los grupos –generalmente la bibliotecaria– y se eligen dos libros: uno lo propone la escuela, el otro lo deciden los chicos. “Buscamos libros que no sean tan comunes y que les resulten estimulantes. Evitamos los que forman parte del curso lectivo como Dickens, porque no queremos que perciban esto como un lugar de estudio. Queremos estimular la idea de la lectura como placer inteligente”, indicó a Página/12 Lindsay Lardener, bibliotecaria de Blackheath High School, una escuela secundaria del sudeste de Londres.
Los clubes de lectura tienen una vieja tradición que se remonta a épocas victorianas. Sin embargo, no cabe duda de que en los últimos años han proliferado en todo el país. Una de las cosas más sorprendentes de este fenómeno es que estos vástagos de la imprenta de Gutenberg se hayan puesto de moda durante el auge aparentemente incontenible de Internet y el chateo.
La profesora de literatura Linda Martin, que forma parte de un club de lectura en Londres, señaló a Página/12 que se trata de un fenómeno complejo. “Hay todo tipo de motivaciones en juego. Las grandes cadenas de librerías han estimulado el fenómeno porque impulsan las ventas. Un programa de televisión muy popular que creó su propio club de lectura, también cumplió un papel instrumental muy importante. Pero el fenómeno también parece una meritoria realización de los ideales del Siglo de las Luces, de esa fe en el mejoramiento de la sociedad a través de la educación y la lectura”, indicó Martin.
Por otro lado, es evidente que hay más cosas en juego que la mera pasión cultural o literaria. El miembro de un club de lectura, James Richards, es franco en cuanto a la variedad de motivos que lo llevó a formar parte de uno de los clubes. “No conozco mucha gente en mi barrio. Cuando vi el anuncio del club de lectura en un supermercado, lo primero que pensé era que se trataba de un grupo de solteros que se juntaban para salir de noche. Y es cierto que el libro es, muchas veces, una excusa para hablar de otros temas. Pero también es verdad que, gracias al club, he ampliadomucho el tipo de lectura que hago”, comentó Richards al matutino The Guardian.
La idea de un espacio físico en el que se articulan relaciones sociales de pertenencia e identidad, es decir, el club, tiene una larga tradición en Gran Bretaña. Inventores del fútbol y tantos otros deportes, los británicos se han especializado en resolver sus problemas comunicacionales con la creación de estas instituciones que permiten agrupar a las personas en un lugar determinado de acuerdo con su status social, poder económico o preferencia (los clubes “sexuales” son un desarrollo relativamente reciente).
Una de las personas que más ha sistematizado el estudio del fenómeno es la autora de The Reading Books Groups, Jeanne Hartley. “Hace cinco años pensé que el fenómeno se había agotado. Pero ha seguido creciendo. Muchísimo. Tiene mucha vida por delante. Es contagioso”, dijo Hartley.

http://www.bumeran.com.ar/articulos_aplicantes/560/69720/llegaronlosclubesdelectura.html

sábado, 1 de noviembre de 2008

ANATOMÍA DE UN LIBRO

¿QUÉ ES UN LIBRO?

¿DE QUÉ PARTES SE COMPONE UN LIBRO? DALE CLIC PARA IR A UN RÁPIDO Y SENCILLO REPASO.

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No hay un criterio único para los nombres y las partes de un libro. Pongo aquí la más completa que encontré, aunque la tendencia actual es a simplificarla lo más posible.

Los libros están compuestos de partes y cada una de ellas tiene un nombre y una función específica.

Aunque no todos los libros poseen todas las partes enumeradas aquí, estas se pueden encontrar en unos y otros.
Portada, portada interior o página de título. Sería la página 3.
Contiene los nombres completos del autor o autores, el título completo del libro, la casa editorial (en la mayoría de los casos el logotipo de ésta), el lugar y el año de impresión, nombre del prologuista, méritos del autor, etc
Anteportada o portadilla
Es la hoja anterior a la portada, en la cual sólo se anota el título de la obra. (Sería la página 1)
Lomo
En ese lugar se imprimen, generalmente, el nombre del autor y título de la obra. Es la parte opuesta al corte de las hojas.

Contraportada.Donde estará toda la información técnica del libro: nombres completos de autores, ilustradores, traductores, poseedores de los derechos, año de impresión, ISBN, depósito legal, lugar de edición, lugar de impresión,…


Prefacio, introducción y/o presentación
Es el preámbulo, el proemio o parte que precede al cuerpo principal de la obra. Página(s) destinada(s) al escrito que sirve como preparación para lo que es la materia principal del libro.
Cuerpo de la obra
Es la parte medular de un libro y puede estar dividido en partes, capítulos, etcétera. Su capítulo final es el de las conclusiones.
Glosario
Parte del libro en el cual se definen términos específicos utilizados en la obra.
Cubiertas o Tapa o"Pasta" del Libro. También se le conoce como la Portada del libro, actualmente.
Son la tapa del libro; los planos y el lomo de papel con que se forma la parte exterior del libro. En la cubierta anterior, también llamada portada exterior, es donde se imprime el título del libro, el nombre del autor y la casa editorial que lo publica.
Índices y listados
Pueden ser analíticos, temáticos; onomásticos, cronológicos, geográficos, de mapas, de ilustraciones, de gráficas, de fotografías, etc. y generalmente suelen ir al final de la obra
Apéndices o anexos
Complementos o suplementos del cuerpo principal del libro constituidos por documentos importantes, datos raros, cuadros, etc.
Camisas o forros
La camisa es una cubierta suelta de papel con la cual se protege el libro. En ella se imprime, generalmente a color, la portada del libro o el nombre de éste. Sería la primera de forros. En la segunda de forros se dan datos biográficos del autor. Rn la tercera se puede continuar lo anteerior o listar otras obras publicadas por la editorial. En la cuarta de forros se hace una breve presentación o descripción de la obra.
Solapa
La solapa es una prolongación lateral de la camisa o de la cubierta (si esta es de papel delgado) que se dobla hacia adentro y en la que se imprimen, generalmente, los datos del autor, la foto, otras obras publicadas, etc.
Guardas
Hojas de papel en blanco que unen el libro y la tapa (en algunos casos) y sirven para la protección de las páginas interiores.
Preliminares
Antiguamente se utilizaba una página anterior al texto e incluía Censuras, Loas, Privilegios, etc. Modernamente está en desuso o bien se utiliza en caso de existir algún texto de agradecimiento.
Hojas de respeto o cortesía
Hojas en blanco que se colocan al principio y al final del libro. En ediciones de lujo o especiales se colocan dos o más hojas de cortesía.
Frontispicio o frontis
Página anterior a la portada, que suele contener algún grabado, fotografía o viñeta.
Página legal o de derechos
Es la página que está en la cara posterior a la portada, donde se anotan los derechos de la obra: el número de la edición y el año, número de reimpresión, el nombre del traductor (si es una obra originalmente escrita en otro idioma), el año en que se reservaron los derechos, representados por el signo © (copyright), el lugar de impresión, la casa editorial, el International Standard Book Number (número internacional normalizador de libros) conocido como ISBN, etc.
Agradecimientos
Es la página en la cual el autor del libro da las gracias a quienes colaboraron de alguna forma con la publicación, investigación o elaboración del libro.
Colofón
El colofón va generalmente en la última página impar, en la cual se imprime el lugar de impresión, fecha y el nombre de la imprenta. También incluye el número de tirada (copias impresas)y el logotipo o escudo del impresor. Muchas veces se agrega el tipo de letra usado y la clase de papel.
Epílogo o ultílogo
Parte añadida al final de una obra literaria en la que se hace alguna consideración general acerca de ella o se da un desenlace a las acciones que no han quedado terminadas.
Bibliografía
Listado de las obras consultadas por el autor para la elaboración de su obra.
Lista de abreviaturas
Es un listado por orden alfabético que presenta los símbolos y/o abreviaturas utilizadas en el cuerpo de la obra.
Advertencia
Palabras con las que se advierte o se pone de manifiesto algo que debe tenerse en cuenta antes de empezar a leer el libro. Cuando se trata de una reimpresión, el autor o el editor aclaran si la obra conserva la estructura de la anterior o si hay alteraciones o ampliaciones notables.
Prólogo
El prólogo puede denominarse también prefacio o introducción y se le llama así al texto previo al cuerpo de la obra. El prólogo puede estar escrito por el autor, editor o por alguien que conozca muy bien el tema que ocupa a la obra.
Índice general o contenido
Es una relación organizada del contenido del libro. Si se pone al principio se llama "contenido" -generalmente en las obras científicas- y si va al final se llama "índice" -generalmente en las obras literarias-.
Epígrafe
Es la página reservada para la expresión, frase, sentencia o cita que sugiere algo del contenido del libro o lo que lo ha inspirado.
Dedicatoria
Es el texto con el cual el autor dedica la obra a alguien en especial, se suele colocar en el anverso de la hoja que sigue a la portada

Pie de página: es la ubicación habitual del folio o numeración de página y de las notas y citas del texto principal.

Folio o numeración de página: es el número de cada página indicado generalmente al pie de página. El punto de partida para la numeración es la portada. No se folian aquellas páginas fuera del texto principal ni las blancas.

Ejemplo:

Los requerimientos de publicación de libros en la UNAM:

En la cubierta o primera de forros de los libros de la UNAM, debe aparecer el título de la obra y el nombre del autor, autores o compiladores. De preferencia debe incluirse el pie editorial, que es el escudo de la UNAM con la leyenda “Universidad Nacional Autónoma de México”. En el caso de que el logotipo de la UNAM no se incluya en esta cara del libro, deberá integrarse a la cuarta de forros. En el lomo deben incluirse el título de la obra, el nombre del autor y el escudo de la UNAM, si el espacio lo permite.
Si el diseño lo permite, puede agregarse a la primera de forros el nombre de las entidades académicas o dependencias editoras y/o el de los coeditores. En la cuarta de forros o cubierta posterior, debe imprimirse un texto sobre la obra, siempre que el diseño lo permita, así como el código de barras. Con base en el artículo 60 de las Disposiciones Generales, otros elementos que no deben perderse de vista en los libros de la UNAM, lo son la página de cortesía, la anteportadilla con el título de la obra, la frenteportadilla, la portadilla, la página legal y el colofón.

http://www.edicion.unam.mx/html/2_2_1.html

EL ACEITE DE OLIVA FORMA PARTE DE UNA CULTURA MILENARIA


En este y todos los medios posibles estaré en campaña permanente promoviendo el maravilloso alimento que es el Aceite de Oliva o de Olivo.
En los países con costas en el Mar Mediterráneo, Grecia, Italia, Francia, España, principalmente y que, se presume cuentan con la dieta más rica y saludable, este digno producto de la naturaleza ha sido extraído por el hombre desde los tiempos más antiguos y al que cada vez son descubiertas más propiedades benéficas.
Através de toda la Historia ha venido formando parte de la cultura de la Humanidad y por eso altamente apreciado desde los griegos y romanos.
En tiempos de los Juegos Olímpicos, por ejemplo, a los atletas campeones se les premiaba, no con una medalla de oro, sino con coronas hechas de ramas del árbol del oilvo, de cuyo fruto se extrae, además de una dotación de varias tinajas de ese preciado zumo de la oliva o aceituna y el derecho a comer de por vida gratis. Los atletas regresaban a sus oficios después de las competencias y no se volvían propagandistas de alguna marca de ropa o empresa...
Y en la Biblia encontramos que Jesús oró la última noche en el Monte del Olivo.
Y nosotros en nuestro Himno oímos de las guirnaldas formadas del árbol.
La palabra árabe AZ-ZAIT, era para designar el aceite de oliva. Después, la palabra aceite se siguió usando para las demás grasas líquidas, aunque sean de otro origen.
Por alguna razón y a diferencia de otros productos o bebidas de aquellas culturas, el uso del aceite de la aceituna no se ha incorporado completamente a la cultura mexicana y lo que hemos asimilado ha sido a través de España, por las razones ya conocidas.
Resuelta estoy a contribuir a que eso cambie y en México se amplíe su consumo. Aquí será un tema base que estaremos actualizando.
Lo más común es usarlo para aderezar las ensaladas, siempre y cuando las lechugas y demás vegetales sean muy bien lavados. Pero si no comes ensalada puedes tomar una cucharada al día.
Muy recomendable para todas las edades.

Con Ustedes :Sor Juana Inés de la Cruz o Juana de Asbaje


Prólogo al lector
Estos versos, lector mío,
que a tu deleite consagro,
y sólo tienen de buenos
conocer yo que son malos,
ni disputártelos quiero
ni quiero recomendarlos,
porque eso fuera querer
hacer de ellos mucho caso.
No agradecido te busco:
pues no debes, bien mirado,
estimar lo que yo nunca
juzgué que fuera a tus manos.
En tu libertad te pongo,
si quisieres censurarlos;
pues de que, al cabo, te estás
en ella, estoy muy al cabo.
No hay cosa más libre que
el entendimiento humano;
¿pues lo que Dios no violenta,
por qué yo he de violentarlo?
Dí cuanto quisieres de ellos,
que, cuando más inhumano
me los mordieres, entonces
me quedas más obligado,
pues le debes a mi Musa
el más sazonado plato,
(que es el murmurar), según
un adagio cortesano.
Y siempre te sirvo, pues
o te agrado, o no te agrado:
si te agrado, te diviertes;
murmuras, si no te cuadro.
Bien pudiera yo decirte
por disculpa, que no ha dado
lugar para corregirlos
la prisa de los traslados;
que van de diversas letras,
y que algunas, de muchachos,
matan de suerte el sentido
que es cadáver el vocablo;
y que, cuando los he hecho,
ha sido en el corto espacio
que ferian al ocio las
precisiones de mi estado;
que tengo poca salud
y continuos embarazos,
tales, que aun diciendo esto,
llevo la pluma trotando.
Pero todo eso no sirve,
pues pensarás que me jacto
de que quizá fueran buenos
a haberlos hecho despacio;
y no quiero que tal creas,
sino sólo que es el darlos
a la luz, tan sólo por
obedecer un mandato.
Esto es, si gustas creerlo,
que sobre eso no me mato,
pues al cabo harás lo que
se te pusiere en los cascos.
Y adiós, que esto no es más de
darte la muestra del paño:
si no te agrada la pieza,
no desenvuelvas el fardo.

LOS CLUBES DE LECTURA EN EL REINO UNIDO


Anne Downes
Opening the Book

Opening the Book es la agencia de animación a la lectura basada en el lector más
importante del Reino Unido. Desde ella creamos recursos para los lectores adultos y
proporcionamos formación y asesoramiento para todo tipo de profesionales que
trabajan con lectores: bibliotecarios, libreros, editores, organizaciones culturales y
departamentos de la administración pública. Llevamos doce años trabajando en este
terreno y, durante ese tiempo, la animación a la lectura se ha convertido en un
elemento clave para el trabajo de las bibliotecas públicas británicas.
Hemos trabajado con muchos clubes de lectura diferentes en bibliotecas,
librerías, centros de trabajo y cárceles, así como con grupos de lectores
independientes que se reunían en las casas de sus miembros.
En primer lugar, quisiera explicar a qué me refiero con las palabras “animación
a la lectura basada en el lector”. Toda nuestra labor parte del lector y su experiencia
lectora, más que del autor o la materia de la que tratan los libros. La animación a la
lectura que llevamos a cabo en las bibliotecas públicas procura ampliar las ofertas que
se presentan ante los lectores, incrementar su confianza y su disfrute de los libros que
leen y hacer que entren en contacto unos con otros.
Este concepto de la animación a la lectura se basa en la idea de que leer es
una actividad central en la vida de mucha gente, ya que la lectura permite algo que
ningún otro arte es capaz de ofrecer: la oportunidad de experimentar las vidas de otras
personas. Los seres humanos sólo vivimos una vez; pero, como lectores, podemos
meternos en la piel de otras personas y vivir así tantas vidas como se nos antoje. El
único problema de esto es que leer es un acto invisible, ya que tiene lugar dentro de
nuestras cabezas. Todos los lectores aportan la totalidad de su experiencia,
inteligencia y confianza a cada uno de los libros con los que se encuentran. Leer es un
acto enormemente creativo, y cada experiencia lectora es diferente. Los autores y los
lectores trabajan en colaboración, unos escribiendo creativamente y los otros leyendo
creativamente.
Cuando los niños leen en la escuela, en su casa o en la biblioteca, a menudo lo
hacen tutelados por otras personas que les hacen ir avanzando por los diferentes
niveles de lectura hasta que dominan la técnica lectora. Estos profesionales también
suelen dedicar cierta atención a fomentar el gusto por los libros. A lo largo de este
proceso, los chavales más afortunados encuentran el libro adecuado en el momento
adecuado y se convierten en lectores de por vida. Pero cuando somos adultos y
abandonamos la educación formal, nuestros hábitos lectores quedan relegados al
olvido: se nos considera compradores o consumidores de libros más que lectores, y
quedamos abandonados a nuestra suerte. Como resultado, a menudo adoptamos
“vicios lectores”, dejamos de explorar la gran variedad de libros que hay a nuestra
disposición y elegimos sólo aquello que conocemos.
La animación a la lectura que llevamos a cabo en las bibliotecas procura
detectar y superar las barreras que impiden a los usuarios emprender aventuras
lectoras y explorar toda la variedad de libros disponibles. La razones por las que la
gente cae en hábitos fijos de lectura son múltiples: por ejemplo, muchas personas
creen que leer novelas es una pérdida de tiempo, y ven a los lectores de novela como
personas tristes que compensan su falta de vida social leyendo libros sobre las
relaciones humanas.
Otras personas piensan que hay libros demasiado difíciles para ellos (o demasiado
cortos, o vulgares, o académicos, o serios, o frívolos…) Hay libros con los que no nos
dejaríamos ver en público ni por todo el oro del mundo. Todo lector tiene una serie de
prejuicios ocultos con respecto a los libros. Si les preguntara qué están leyendo en
estos momentos, ¿serían capaces de confesármelo? Todos estos prejuicios nos
impiden explorar, y constituyen las barreras que la animación a la lectura trata de
superar para que todos los lectores encuentren los libros que de verdad querían sin
ser conscientes de ello.
Nuestra labor de animación ha influido en muchos aspectos del trabajo
bibliotecario: la compra de libros, su colocación en la biblioteca, la forma en que se
sacan los libros a la calle y se organizan actividades… Hoy me gustaría hablarles de
nuestros esfuerzos por poner en contacto a los lectores y animarlos a que hablen de
su experiencia con los libros.
Cuando queremos encontrar algo nuevo que leer, a menudo no sabemos por
dónde empezar; además, dado que los lectores leen y disfrutan de sus libros en
privado, no existen muchas oportunidades de encontrar ayuda. Sin embargo, la mejor
manera de encontrar libros que de otro modo nunca habríamos elegido es hablar con
otros lectores. Por eso las bibliotecas del Reino Unido están creando foros en los que
los lectores pueden encontrarse y hablar sobre libros.
En muchas universidades hay cursos de literatura que proponen la lectura
estructurada de una selección de textos clásicos. Este tipo de actividad puede ser muy
recomendable para los estudiantes, pero hace ya algún tiempo que las bibliotecas
decidieron ofrecer algo diferente a sus usuarios. Los bibliotecarios querían atraer a
todo tipo de lectores, y para ello decidieron centrar su atención en lo que de verdad
importa a los usuarios potenciales —esto es, el papel que la lectura juega en sus
vidas— en vez de ofrecer una lista cerrada de libros elegidos y recomendados por
algún experto. Las grandes obras de la literatura tienen el problema de que no todo el
mundo disfruta leyéndolas: se puede disfrutar muy poco como lector con un gran libro
y, a la inversa, se puede disfrutar mucho con un libro más ligero. Todo radica en
encontrar el libro adecuado en el momento adecuado. Muchos lectores han tenido
malas experiencias con los libros en la escuela, y se sienten fracasados porque no
lograron disfrutar de un libro que todo el mundo calificaba de obra maestra. Los clubes
de lectura centrados en los lectores procuran resaltar las diferentes experiencias que
se pueden tener con distintos tipos de libros; esto quiere decir que muchas veces sus
componentes no leen el mismo libro, sino que leen libros distintos y se reúnen para
comentarlos de diversas maneras.
Una de las barreras que dificultan la comunicación entre los lectores es el
lenguaje. No es fácil hablar de libros: muchas personas tienen la impresión de que, si
expresan sus opiniones, sus interlocutores las tomarán por ignorantes o estúpidas. Los
únicos foros en los que se habla sobre libros son las discusiones intelectuales en los
medios de comunicación y el ámbito académico, y el lenguaje de la calle no entra en
estos ambientes. Cuando comentamos nuestras lecturas puede ser difícil saber qué
decir, más allá de que éste o aquel libro nos ha gustado. También resulta difícil hablar
de los libros que menos nos han gustado, o descubrir cosas nuevas.
A lo largo de nuestra labor de animación a la lectura hemos creado un conjunto
de herramientas diseñadas para formar, desarrollar y mantener vivos a los clubes de
lectura de todo tipo. Se trata de una especie de “caja de herramientas” llena de juegos
y sugerencias.
Éste, por ejemplo, es un juego que pretende fomentar el intercambio de ideas cuando
un grupo se reúne por primera vez. Dado que nuestro concepto de la animación a la
lectura se basa en los lectores y sus experiencias con los libros, nos parece mucho
más fácil y fructífero hablar del lugar que la lectura ocupa en la vida de los miembros
del grupo, en vez de comentar los libros concretos que estén leyendo en ese
momento.
Estas son algunas de las preguntas que el juego propone: “¿Junto a qué
personaje de novela te gustaría cenar una noche?” “¿Qué libro te gustó más de niño?
¿Volverías a leerlo ahora?” Este tipo de preguntas anima a la gente a hablar usando
su lenguaje cotidiano. Si hubiéramos comenzado pidiendo a los miembros del club que
comentaran la trama del Quijote, es evidente que habríamos creado muchísimas
barreras entre ellos desde el principio. Lo que nos proponemos con esto es hacer que
hablen de la pasión de leer, de lo que les lleva hasta los libros, de lo que les ha hecho
elegir algunos por encima de otros.
El juego plantea preguntas entretenidas de responder para todos los lectores,
tanto si se dedican exclusivamente a leer libros de Shakespeare y Cervantes como si
no leen más que novelas románticas o policíacas. De este modo surgen
conversaciones muy fructíferas, que pueden reproducirse muchas veces sin resultar
aburridas. Las sesiones que comienzan con la propuesta de que los miembros del club
comenten su experiencia como lectores también suelen producir recomendaciones
eficaces (¿qué preferirían ustedes leer, un libro que yo les presentara como una de las
grandes novelas de todos los tiempos o uno que me absorbió de tal manera que se me
pasó mi estación de tren?)
La recomendación de otro lector es la forma más potente de animación a la
lectura que existe. La gente suele sentirse atraída por los libros que conmovieron a
otras personas, tanto para bien como para mal. La mejor forma de romper el hielo si se
quiere hablar sobre libros es provocar respuestas personales, preguntar qué han
hecho los libros por cada uno de miembros del club. En líneas generales, se pueden
empezar las sesiones planteando a los miembros del club temas como dónde leen
(¿en el baño, en el tren?), cuándo leen (¿a ratos perdidos, en la cama?), cómo leen
(¿se saltan párrafos de vez en cuando, o leen todas y cada una de las palabras
impresas?), si creen que está bien dejar los libros sin acabar… Seguramente se
sorprenderían si supieran cuántos lectores se sienten obligados a acabar los libros que
empiezan aunque no les gusten, con tal de no admitir su “derrota”. ¿Cómo va un lector
a atreverse con algo nuevo si tiene la sensación de que no puede dejarlo a medias por
poco que le esté gustando? Pero si estos lectores hablan con otros que no tienen
ningún problema en dejar los libros sin terminar si no disfrutan con ellos, tal vez
reconsideren su postura.
Daré algunos ejemplos más de juegos y ejercicios que pueden servir para
animar a los miembros de los clubes a charlar sobre diferentes tipos de libros. Si el
club se reúne en una biblioteca, por ejemplo, se puede usar la siguiente técnica: se
pide a cada uno de los miembros del club que coja tres libros de las estanterías, uno
que leería por capricho, otro que le supondría un reto y otro que no leería jamás en su
vida. La elección tiene que ser muy rápida. Luego se les pide que los presenten ante
sus compañeros, explicando el porqué de su elección. Ésta es una buena forma de
evitar que unos lectores miren por encima del hombro a otros por el tipo de libros que
leen, o de que los propios lectores se censuren a sí mismos (¿cuántas veces han oído
decir a alguien que no lee más que tonterías?) Todo el mundo tiene un tipo de libros
que prefiere y otro que aborrece, y esta elección es diferente en todos los casos
porque siempre hay un lector para cada libro. Una vez planteada esta discusión, los
miembros del grupo pueden intercambiar sus “libros-capricho” y hablar de lo que les
han parecido en la siguiente sesión, o pasarse los libros que nunca leerían de forma
que otros miembros del grupo los lean por ellos.
El problema de plantear una lista de libros común para todo el club de lectura
es que nunca se sabe quién es el responsable de la selección. Los componentes del
club pueden preguntarse si se trata de un canon literario, si no son más que los libros
favoritos de quien ha realizado la lista o si la selección es de algún modo “oficial”.
Estas cuestiones tienden a desanimar a la gente, y pueden provocar que algunos de
los miembros del club dejen de asistir a las reuniones.
Hay muchos otros métodos para conseguir que los clubes de lectura comenten
diferentes libros. Se puede proponer que sus miembros lleven a una reunión los libros
que se llevarían de vacaciones, o los que les gustaría leer en Navidad. Pueden llevar
libros que leerían para animarse, para sentirse mejor consigo mismos o para ayudarse
a superar una enfermedad. Una biblioteca del Reino Unido realizó toda una campaña
de promoción de la lectura que llevaba por título “Libros sobre gente que es más infeliz
que tú”.
Aun si todos los miembros del club leen el mismo libro al mismo tiempo, es útil enfocar
las discusiones desde el punto de vista de los lectores. Los miembros de los clubes no
son escritores, y por tanto es muy posible que no les apetezca hablar sobre la
estructura de las novelas. Lo que más interesa a los lectores es descubrir qué tipo de
experiencia han tenido los demás miembros del club con el libro. Hay una gran
variedad de preguntas que pueden llevar a discusiones interesantes: ¿qué pensaste
del libro cuando viste la cubierta? ¿Ha respondido el libro a tus expectativas? Si no lo
ha hecho, ¿qué cosas te han sorprendido más? ¿Dónde y por qué hiciste tu primera
pausa en la lectura? ¿Cuánto duró esa pausa, y cuándo reanudaste la lectura? ¿Qué
te hizo introducirte en la historia? Las preguntas como éstas dan lugar a
conversaciones muy enriquecedoras sobre libros.
Este enfoque propicia la aparición de discusiones que pueden llegar a ser muy
complejas y sofisticadas, y no se trata en absoluto de una aproximación simplista a la
crítica literaria. En vez de presuponer que los miembros del club tienen que leer obras
clásicas o conocer la historia de la Literatura, se trata de invitarles a que compartan su
experiencia fomentando una gran variedad de respuestas antes que limitándolas.
En nuestra caja de herramientas también pueden encontrarse juegos diseñados para
resolver un problema que aqueja a los grupos de todas las clases —no sólo a los
clubes de lectura—, y que se puede describir con el nombre de “dinámica de grupos”.
Todo el que haya sido moderador de un club de lectura sabe que siempre hay un
lector que plantea ideas para la siguiente sesión, otro que se marcha el último y cierra
la puerta con llave, otro que lo recoge todo al final, otro que lleva café y pastas… A
veces todas estas tareas recaen en una sola persona, que a menudo es el
bibliotecario y moderador del grupo. Estos juegos proponen ejercicios mediante los
cuales los moderadores pueden decidir qué están dispuestos a aportar al grupo y qué
creen que deben aportar, de forma que puedan llegar a acuerdos sobre estos puntos
con los componentes del club. En el Reino Unido, los miembros de los clubes suelen
creer que los bibliotecarios han leído todos los libros del mundo y son grandes
expertos. Nuestra caja de herramientas ayuda a compartir la responsabilidad de
decidir qué se va a leer y a repartir las diferentes tareas prácticas que implica el
funcionamiento del club entre sus miembros, de forma que el grupo de lectores
funcione de forma tutelada pero independiente.
A veces, los clubes de lectura que llevan bastante tiempo en funcionamiento
comienzan a decaer. Las conversaciones se agotan y dejan de interesar a los
participantes. Si los lectores ya han hablado a sus compañeros de los libros que
cambiaron sus vidas, ¿qué puede quedarles por decir? En la caja de herramientas hay
juegos parecidos a “Beso, atrevimiento, verdad” adaptados al hecho de que, aunque
leer es una actividad central en la vida de mucha gente, rara vez se exponen las
costumbres y prejuicios relacionados con ese hábito. Así pues, cuando los miembros
de un club se conocen bien y ganan confianza, pueden usarse algunos juegos de la
caja de herramientas para facilitarles que hablen sobre el lugar que la lectura ocupa en
sus vidas. De este modo pueden compartir sus trayectorias lectoras, comentar las
barreras que se interponen entre ellos y algunos libros, contar con el apoyo de sus
compañeros a la hora de arriesgarse leyendo cosas diferentes.
La caja de herramientas se ha probado en la práctica con muchos clubes de
lectura de todo el Reino Unido; hemos elaborado un CD en el que los miembros de
varios clubes comentan las razones que les llevaron a emprender la actividad y sus
opiniones sobre ella. Espero que podáis examinar su contenido, traducir al menos
parte de él y llevarlo a la práctica. Los clubes de lectura como los que acabo de
describir se han convertido en un valioso recurso para las bibliotecas públicas del
Reino Unido y, en aquellos lugares en los que llevan funcionando al menos un par de
años, se han hecho cargo de la organización de muchas actividades en sus
bibliotecas.
Durante mucho tiempo, las actividades culturales de las bibliotecas británicas
solían consistir en que un escritor leyera fragmentos de su obra ante una pequeña
audiencia. Las actividades organizadas por los lectores son completamente diferentes.
A menudo ni siquiera requieren de la participación de los escritores, aunque muchas
veces éstos han establecido contacto con clubes de lectura de formas muy novedosas.
Algunos clubes del noreste de Inglaterra, por ejemplo, tuvieron la oportunidad de leer
la primera novela de un escritor, aún inédita, por cortesía de la editorial. Cuando la
hubieron leído, celebraron un encuentro con el autor para comunicarle sus
impresiones. Más que hablarle de la trama o los personajes, lo que hicieron fue
comentar su experiencia lectora: cómo les había enganchado la historia, dónde se
habían aburrido, dónde habían dejado de leer, las expectativas que el libro había
despertado en ellos…
Tras el encuentro, el autor declaró que aquélla había sido la discusión más
interesante y rigurosa sobre su estilo de escritura que había mantenido jamás, y afirmó
que nunca había tenido la oportunidad de oír cosas como las que los lectores habían
dicho sobre su obra. Además, como resultado de aquel encuentro rescribió parte de la
novela para perfeccionarla. La verdad es que este tipo de encuentros entre el escritor
y los lectores parece bastante más fructífero que las típicas lecturas en voz alta
seguidas de coloquios llenos de silencios.
La bibliotecas suelen tener mucho éxito cada vez que proponen actividades en
las que piden a los lectores que lleven libros que les hayan hecho reír o llorar, e invitan
a algún escritor a hacer lo mismo. A lo largo del encuentro, tanto el autor como la
audiencia leen en alto algunos fragmentos de las obras escogidas.
Hace algún tiempo Opening the Book creó una actividad para un club de lectura de
Yorkshire, en Inglaterra, que ha sido reproducida con mucho éxito en todo el país. En
mi organización somos conscientes de que hay una gran cantidad de novelas
traducidas de otras lenguas que no llegan a los lectores, y hemos llegado a la
conclusión de que éstos no las leen porque desconocen a sus autores. Ahora bien, la
solución para que algo desconocido sea más aceptable es ligarlo con otra cosa que
resulte familiar. Los miembros del club de lectura decidieron de común acuerdo que
los libros podían describirse con el mismo lenguaje que se usa para describir el vino:
un libro puede ser intenso y afrutado aunque seco, o dulzón pero con un matiz incisivo.
Así pues, el club organizó una actividad de cata simultánea de vinos y libros.
Encargaron a un vinatero de la localidad que llevara a la biblioteca una selección de
vinos de diferentes países y que los fuera presentando; luego las copas iban pasando
de mano en mano, de forma que todos pudieran saborearlos. Mientras tanto, un
miembro del club elegía un libro del mismo país que el vino que se estuviera catando y
leía un fragmento en alto mientras la copa pasaba entre sus compañeros. Esta
actividad ha tenido un gran éxito en muchos otros clubes de lectura, y ha inspirado
también muchas veladas literario-gastronómicas.
Para los bibliotecarios del Reino Unido los clubes de lectura son un recurso
muy valioso. Sus miembros diseñan campañas de promoción de la lectura, escriben
reseñas para presentaciones de libros y actúan como “conejillos de indias” para probar
nuevas ideas y servicios bibliotecarios. Muchos clubes disponen de tablones de
anuncios en las bibliotecas en los que exponen noticias de interés para otros lectores
y, como ya he dicho antes, a menudo organizan actividades.
Espero que estas palabras les hagan considerar la posibilidad de organizar un club de
lectura centrado en los lectores, como los que les acabo de describir. Si se animan,
tendrán que decidir cuestiones como el tamaño del grupo, la frecuencia de sus
reuniones o el tipo de club que desean formar. Sobre todo, es importante recordar que
los clubes de lectura han de tener en cuenta las razones por las que sus miembros
han decidido formar parte de ellos: airear frustraciones, compartir pasiones y descubrir
cosas que siempre habían deseado sin saberlo.
Espero que puedan probar con sus clubes de lectura las técnicas desarrolladas por mi
organización, y me encantaría saber cómo reaccionan sus lectores. Muchas gracias
por esta oportunidad de hablarles sobre nuestra labor.