domingo, 21 de diciembre de 2008

LOS CLUBES DE LECTURA

La moda de los clubes. A comienzos del siglo XXI se ha extendido una moda que rompe la tendencia de la lectura en solitario e interiorizada (desde que San Agustín la inventó): la lectura compartida en los clubes de lectura.
Un libro muy emocionante sobre clubes de lectura se llama Leer Lolita en Teherán (El Aleph): Azar Nafisi, profesora de Universidad en la capital iraní, expedientada por negarse a llevar velo, decidió organizar en su casa un grupo de lectura, en el que participaron siete alumnas, que analizó libros de Jane Austen, de Francis Scout Fitzgerald y de Vladimir Nabokov.
Con menor riesgo se realizan en España los clubes de lectura, donde no está prohibido leer a Vladimir Nabokov ni está prohibido leer al Ayatollah Jomeini.
“La experiencia de los clubes de lectura se propaga como la pólvora, señala Eva Puyó, y desde que forma parte de uno no hago más que conocer a más y más gente que también se reúne para comentar acerca de libros y lecturas. La clave de todo ello, creo, es que un libro puede proporcionarnos la excusa perfecta para hablar de cosas de las que a lo mejor, si no, no nos atreveríamos, cono son el amor, la enfermedad, la infidelidad, las frustraciones…En definitiva, para hablar de nosotros mismos.”

Criticar al crítico. Similar a un club de lectura, aunque virtual, es el blog de Vicente Luis Mora, Diario de lecturas (http://vicenteluismora.bitacoras.com): “Es una de las ideas más positivas que he tenido. Me ha permitido cerciorarme de la cantidad de gente que estaba cansad de la crítica literaria convencional, y conocer muchas personas interesadas en temas, como el postmodernismo, con muy poco espacio oficial. Lo único malo es que con lo digital vienen los virus: agentes patógenos que, sin firma, dejen comentarios insultantes o malévolos. Pero todo tiene arreglo. Lo mejor: la posibilidad del lector, o del autor reseñado, de criticar al crítico inmediatamente, y el poder pensar sobre literatura de un modo colectivo y abierto.”