miércoles, 24 de junio de 2009

Modelo didáctico para la enseñanza de la lectura








Se propone la lectura recreativa en la secundaria

Propuesta de modelo didáctico para el fomento a la lectura recreativa en la secundaria
Alvaro Marín Marín[1]

"La lectura de un libro prohibido, tras una puerta cerrada, en una noche de nieve, es uno de los mayores placeres de la vida" - Lin Yutang




Después de casi veinte años de docencia en los niveles de secundaria, bachillerato y licenciatura, he podido observar que no es frecuente entre los alumnos leer por diversión, entretenimiento ni, mucho menos, como una manera usual o cotidiana de allegarse información y conocimiento.

Por tanto, considero que una buena parte del llamado fracaso escolar podría evitarse o subsanarse, si los estudiantes se acostumbraran a leer cualquier tipo de escritos, desde los meramente recreativos como las revistas de deportes para los muchachos o las novelitas románticas para las niñas, hasta libros verdaderamente serios y de importancia cultural.

Observé la necesidad de fomentar la lectura entre los chicos, cuando una vecina (sabiendo que soy profesor), me pidió ayuda debido a que su niña de tercer año de primaria había reprobado un examen de matemáticas aparentemente fácil. Platicando con la chiquilla, le pregunté si había leído las instrucciones impresas y me contestó que no, "porque le había dado flojera".

En la secundaria y el bachillerato descubrí que, cada vez que levantaba a leer en voz alta a cualquier alumno, éste tartamudeaba, no respetaba los signos ortográficos, pronunciaba mal o cambiaba las palabras del texto. Aún en el nivel de licenciatura, he observado deficiencias de lectura y comprensión que redundan en un bajo aprovechamiento. Pudiera ser que la escuela en general, no sólo la mexicana, es una institución sumamente conservadora regida por principios y métodos donde la lectura recreativa o la lectura a secas aún no se concibe como una parte normal del currículum.

La profesora Ruiz Basulto[2], se pregunta en su tesis de licenciatura ¿por qué sus alumnos de primaria no comprenden lo que leen? y ¿qué acciones puede emprender el docente para superar este problema? En su introducción, la profesora afirma que la formación integral del niño se refiere a crear en él todas las capacidades, habilidades y destrezas necesarias para comunicarse y comprender lo que sucede alrededor mediante su interacción con los demás, su intercambio de experiencias, su comprensión, su capacidad de abstracción, reflexión y sentido crítico, así como su desarrollo cognoscitivo, afectivo y psicomotriz y su capacidad de transmitir lo que siente y piensa en forma oral y escrita.

La profesora también menciona que, entre los objetivos del área de Español de tercer grado de primaria, se encuentra el de "leer con el volumen de voz conveniente, entonación y fluidez, y haciendo las pausas adecuadas a la puntuación, sin menoscabo de la comprensión del texto."[3]

La profesora Ruiz Basulto detectó entre sus alumnos graves dificultades para leer y enormes lagunas en la comprensión de lectura, por lo que realizó una investigación que culminó en su tesis de licenciatura, donde nos informa que los niños:

Sólo leen en la escuela porque en su casa no tienen esa costumbre;
no existen centros de lectura infantil que motiven a los niños;
los textos escolares al alcance de los niños en ciudades pequeñas de la provincia mexicana son obsoletos y fuera de la realidad;
por tanto, la mayoría de los niños leen historietas baratas, cuyo nivel cultural y educativo es por lo general muy bajo.
La profesora Ruiz no elude el problema lector entre los maestros de educación básica, en donde ella se incluye, al decir que, "le damos poca importancia... y sólo utilizamos la lectura y la escritura como medios para entretener a los niños. No poseemos técnicas de enseñanza especiales para este aspecto del aprendizaje..."[4] En esto coincide con la profesora Xóchitl Moreno Fernández del Area de Investigación de la Unidad Ajusco de la Universidad Pedagógica Nacional, quien nos dice que a pesar de los cambios de política educativa y de programas que han incidido en la Educacióno Básica, "hay que reconocer que la mayoría de los maestros no son lectores..."[5] Emilia Ferreiro abunda en este sentido: "En muchas ocasiones intenté que algún organismo internacional analizara en serio qué clase de lectores son los maestros.Pero nadie quiere este paquete porque todo el mundo teme los resultados: por ahora evaluamos el rendimiento de los alumnos y no tocamos al maestro porque quien sabe qué descubriremos ahí"[6].

Otras egresadas de la Universidad Pedagógica[7], determinaron en su tesis que la madurez emocional e intelectual de los niños es un factor determinante en la comprensión de la lectura, mientras que la profesora Valdéz Lizárraga[8] menciona que no puede existir aprendizaje significativo si el alumno no actúa en la construcción de su propio conocimiento, por lo que los profesores deben abandonar su paternalismo para valorar al alumno como un sujeto pensante; buscar la interrelación sujeto - objeto del conocimiento y enseñar al alumno que el objetivo de la apropiación del lenguaje es la comunicación.

Wilderfila Martínez Támez[9] opina que los niños deben adquirir un verdadero amor por la lectura entre los siete y los catorce años, si se desea que desarrollen hábitos duraderos en este campo. Por tanto, creo firmemente que si mejoramos las capacidades lectoras de los chicos y chicas de secundaria mediante la lectura recreativa, aumentará su aprovechamiento, lo que será observable en mejores promedios y/o menos materias reprobadas. Así, se verían reforzados los objetivos de la escuela mexicana, aumentando la calidad de nuestra educación. No obstante, para motivar la lectura, debemos mostrar a los profesores y a los muchachos la utilidad que tiene en la vida práctica, así como el enriquecimiento espiritual que ofrece.

"El libro es más importante que lo audiovisual: el terreno en el que permite acceder a la ensoñación y en el que permite construirse a sí mismo. La lectura puede incluso resultar vital cuando tienen (los chicos), la impresión de que algo los singulariza: una dificultad afectiva, la soledad, una hipersensibilidad..."[10]

Mi primer objetivo es mostrar a las chicas y muchachos que un buen lector es casi siempre un buen alumno; que capacidades lectoras superiores ayudan a mejorar promedios de calificaciones escolares y a disminuir o a cancelar la reprobación de materias, lo que en sí mismo es bueno porque permitirá, de ser exitoso, reducir frustraciones estudiantiles, mitigar el fracaso escolar, y aprovechar - dando mejor uso- el gasto público que se dedica a reciclar constantemente a los malos estudiantes.

Como dice MacLaren, "los educadores críticos sostienen que la praxis (las acciones informadas) debe ser guiada por la frónesis (la disposición a actuar verdadera y correctamente)"[11], por lo que proponemos que los alumnos y sus profesores se identifiquen con el objetivo común de mejoramiento escolar por la lectura y hagan su mejor esfuerzo en este sentido, pues antes de ser crítico, un conocimiento debe ser significativo para la gente, y esto no es posible sin un sentido democrático de participación.

Según MacLaren, para lograr el conocimiento hay que: "nombrar, identificar, definir."[12] Así, el lenguaje es uno de los medios por los cuales damos forma y consolidamos el desarrollo de un yo más crítico. Sin embargo, "...el gusto por la lectura no puede originarse sino a partir de experiencias satisfactorias que acompañen a la lectura. Uno no se convence del placer que acompaña a la lectura, uno lo comprueba viviéndolo."[13]

La actividad lectora debe ser totalmente gratuita para que sea placentera para los jóvenes, ya que si se convierte en otro elemento de evaluación y control, pierde sentido para los muchachos. Se debe leer por leer, leer porque sí, leer porque me gusta, y por eso propongo la lectura recreativa en secundaria, porque es el momento en que la maduración de los chicos puede permitirles adquirir o no este gusto de por vida. La secundaria es clave para muchas decisiones vitales, porque en la primera adolescencia, las jovencitas y los muchachos tienen ya mayor autonomía, comienzan a manejar dinero a partir de sus propios criterios, se rebelan ante la autoridad de sus padres y buscan a veces con mucha intensidad elementos de sustento a sus primeras decisiones personales y sociales, así como al posicionamiento frente a las nuevas realidades que encaran, por lo que la lectura recreativa podría ser una opción mejor que el vagabundeo callejero, el alcohol, el tabaco o las drogas que ya abundan en todo el Distrito Federal.

Desdichadamente, en México casi está todo por hacer en el campo de la enseñanza de la lectura recreativa entre los adolescentes, no basta con las buenas intenciones y un modelo teórico de enseñanza bien elaborado pues, como lo demuestra Petit, es necesario acercarse a los muchachos y muchachas de la población mayoritaria entre nosotros: los que viven en los barrios y zonas populares, los que forman parte de familias de bajos ingresos, aquellos que acuden a las secundarias públicas de las zonas urbanas para saber el tipo de muchacho con el que debemos trabajar, cuáles son sus valores, sus inclinaciones, sus necesidades.

Como de momento esto no es posible para nosotros, seguiré de cerca las investigaciones de Petit con jóvenes marginales de París; de entrada acepto que el nivel de desarrollo de nuestras sociedades es diferente y muy desigual pero, considero que, toda proporción guardada, el material que mencionamos puede ayudarnos a comprender algunos aspectos de la juventud, como sus perspectivas, expectativas y opiniones. Leamos una:

"Cuando se vive en los suburbios está uno destinado a tener malos estudios, a tener un trabajo asqueroso. Hay una gran cantidad de acontecimientos que lo hacen ir a uno en cierta dirección. Yo supe esquivar eso, convertirme en anticonformista, irme por otro lado, ahí está mi lugar (los "rudos") hacen lo que la sociedad espera que hagan y ya. Son violentos, son vulgares, son incultos. Dicen: "Yo vivo en los suburbios, entonces soy así", y yo ya fui como ellos. El hecho de tener bibliotecas como esta me permitió entrar allí, venir, conocer otras gentes. Una biblioteca sirve para eso (...) Yo escogí mi vida y ellos no."[14]

Una de las principales contradicciones de nuestra sociedad en proceso de democratización es que, teóricamente cualquiera puede educarse gratuitamente en las instituciones del Estado pero, los recortes presupuestales y las carencias crónicas de recursos, están dejando a este tipo de escuelas como campos de batalla con mobiliarios en mal estado, equipamiento mínimo y ningún material de lectura valioso. He aquí el núcleo del problema que nos ocupa: la verdadera democratización de la lectura significaría el libre acceso de todos, sin importar edad, sexo o lugar de residencia, a la totalidad de la información o al menos, a la información más relevante. "El saber equivale a la libertad porque difícilmente puede uno dejarse engañar".[15]

Es obvio que en la actualidad se hace imprescindible saber leer y escribir pues, sin importar que el soporte del texto sea físico como papel, o electrónico como las diversas maneras de guardar información, la transmisión del conocimiento y competencias laborales básicas exigen la lectura. Además los informadores de Petit le hicieron ver otra posibilidad: hay que leer para no "sentirse tonto", para tener temas de conversación, para "ligar" chicas atractivas. Como podemos observar, aparte de nuestras motivaciones practicas o didácticas, la gente común es capaz de encontrar numerosos motivos para la lectura y su enseñanza, dependerá de nosotros comunicárselas a los jóvenes.

Otro aspecto positivo de la lectura es su posibilidad de transformarse en una vía privilegiada para acceder a un mejor uso de la lengua, superando las barreras dialectales de los barrios pobres para incorporar a los muchachos y muchachas al conocimiento de la lengua común, lo que les permitirá incorporarse con una mayor posibilidad de éxito a los procesos laborales y productivos.

Es preocupante observar a jóvenes con ambiciones de mejorar mediante el trabajo, que no son recibidos en las empresas o se les asignan las posiciones de intendencia a causa tanto de su aspecto, como del lenguaje pobre y coloquial que manejan, del tipo: "chale que onda chango chilango", lo que los acerca más al lenguaje del hampa que a la lengua común de los negocios y la industria.

Cuando los jóvenes superan la trampa del lenguaje limitado y se atreven a tomar la palabra, no sólo están tratando de salir de la marginación cultural con todas sus limitaciones, sino que también, inician la posibilidad de una ciudadanía activa y participativa, que tanta falta nos está haciendo en momentos de transición como los actuales. En medio de las limitaciones de la pobreza, "la lectura puede ser una vía privilegiada para inventar un camino particular, para construirse una identidad abierta, en evolución, no excluyente."[16]

El enfoque utilitario de los libros y la lectura no se limita al campo de la producción y distribución de bienes y servicios, ahora tan importante. Se puede acudir a la lectura aprendida en la adolescencia, en todos los momentos de la vida: cuando hayamos sufrido una pérdida, un hecho luctuoso, una enfermedad, una crisis emocional, el desempleo, una pena de amor, todos aquellos eventos en general que nos afectan negativamente y nos obligan a reconstruirnos.

La lectura recreativa es importante por si misma debido a que estimula las potencias más despreciadas y marginadas del ser humano por el pensamiento racionalista del siglo pasado: la imaginación y la ensoñación. A veces se nos olvida que los grandes descubrimientos científicos fueron producto de hombres y mujeres que se apartaron de la norma, que se atrevieron a imaginar cosas inexistentes o prohibidas en su momento, por lo que debemos estar alerta contra los "demonios de la rentabilidad", como los denomina Marie Bonaffé; a veces es muy positivo olvidarnos de los pesos y las medidas de todo tipo para centrarnos sólo en el juego y el placer de la lectura.

Albert Camus distinguidísimo poeta francés escribe respecto de la experiencia de la pobreza: "La pobreza y la ignorancia hacían la vida más difícil, más insípida, como encerrada en si misma; la miseria es una fortaleza sin puente levadizo".[17] Sin embargo, Camus encontró el puente levadizo y lo hizo funcionar para salir de ese ambiente:

"Lo que contenían los libros importaba poco en el fondo. Lo importante era lo que experimentaban al principio al entrar en la biblioteca, donde no veían los muros de libros negros, sino un espacio y horizontes múltiples que, desde el quicio de la puerta, los sacaban de la vida estrecha del barrio."[18]

También, es importante comprender y valorar las actitudes de los profesores frente a la lectura: ¿les gusta leer fuera de sus obligaciones profesionales?; ¿creen en el valor educativo del libro para los niños?; ¿encuentran importante la lectura recreativa infantil? El entusiasmo o carencia de éste por parte de los profesores es una pieza clave en un proyecto de promoción de lectura, pues sin ellos y su colaboración es impensable cualquier progreso.

Emilia Ferreiro lo menciona con claridad: "El famoso objetivo: despertar el placer por la lectura: ¿cómo lo logras? Supuestamente, leyéndoles cosas bellas, pero el maestro también tiene que demostrar que él siente placer; tiene que sentirlo y no sólo decirlo. Un maestro que se puede divertir con el texto que está leyendo, muestra que eso es posible, que puede reír como puede llorar y no por ello está loco. Haciendo eso transmite una información fundamental a los chicos"[19]

La lectura es importante porque contribuye a la formación de la personalidad, lo que sucede sin duda porque interviene en momentos particularmente importantes de nuestras vidas. El niño y nosotros los adultos, descubrimos el mundo por los libros.

El conductismo residual entre los profesores y su teoría del conocimiento no son congruentes con las nuevas realidades, porque reducen el problema de la enseñanza - aprendizaje a un asunto de tecnología educativa y de métodos adecuados de transmisión, dejando de lado las emociones, el lenguaje familiar, el contexto sociocultural y los intereses de los educandos.

Coincido más con Emilia Ferreriro en su idea de que el sujeto que aprende es un sujeto activo y constructor, porque está continuamente organizando y reorganizando sus esquemas asimiladores. Por tanto, mi perspectiva es hermenéutica, ya que ésta se ha utilizado desde la década de los ochenta en la enseñanza y en los terrenos que buscan establecer un nuevo vínculo con la filosofía.

El pensamiento hermenéutico pone el acento en la pertenencia de observante y observado a un horizonte común, y a la verdad como resultado de un diálogo y consenso. Gadamer[20], explicíta las reglas del método hermenéutico de la siguiente manera:

Comprender el todo desde lo individual y lo individual desde el todo, pues el objetivo de la hermenéutica es restablecer un acuerdo alterado o inexistente.
Sólo es comprensible lo que representa una unidad perfecta de sentido.
Para entender algo es necesario ponerse en el lugar del otro, ver las cosas con sus propios ojos.
La posición entre extrañeza y familiaridad que ocupa para nosotros la tradición es el punto medio entre la objetividad de la distancia histórica y la pertenencia a una tradición, y este punto medio es el verdadero topos de la hermenéutica.
La hermenéutica contemporánea siempre considera la distancia en el tiempo y su significado para la comprensión.
El verdadero sentido de un texto está siempre determinado por la situación histórica del intérprete.
El sentido de un texto supera a su autor no ocasionalmente, sino siempre.
Por tanto, la comprensión no es nunca un comportamiento sólo reproductivo, sino que es a su vez siempre productivo.
Cuando se comprende, se comprende de un modo diferente.
Vattimo afirma con razón que la antigua metafísica era la forma más elaborada de autoritarismo, pues creía tener la verdad última e indiscutible; lo mismo puede decirse de sus derivaciones cientificistas como el conductismo, tan de moda en nuestro país hasta hace muy poco tiempo.

Si es cierto, como dice Lyotard, que los grandes metarrelatos han sido invalidados por la nueva realidad, esto es positivo, ya que nadie podrá suponer entonces que su razón es "la razón" y, por tanto, el autoritarismo dentro y fuera del aula no tiene fundamentos. En congruencia con lo anterior, tendremos que esforzarnos para que nuestra práctica docente y nuestras relaciones inter personales partan de una nueva perspectiva.

De Habermas tomé dos ideas fundamentales: la confianza en que la razón puede orientarse hacia fines no destructivos, y la idea de la igualdad radical de los seres humanos, lo que supondría cambiar la manera en que llevamos nuestras clases y entendemos la disciplina en el aula, ya que los principios de educación democrática y participativa chocan de frente con la disciplina autoritaria y vertical que se impone en muchas escuelas.

Podemos aprender de Apel a tener en cuenta la realidad y la historia de cada comunidad, etnia, grupo o persona, para acercarnos a enseñar no a "muchachos ideales", sino a jóvenes pertenecientes a grupos sociales determinados. Rosa María Torres afirma que un "buen alumno" es aquél que tiene padres alfabetizados, tiempo libre, enciclopedias en casa, apoyo familiar para sus estudios y trabajos pero, este tipo de chico o niña no necesita para nada un programa especial de lectura, pues es posible que ya posea la práctica lectora por su mismo entorno. (Cultura escrita y educación, p. 231)

Al contrario, pudiera decirse que me interesan no los "buenos alumnos" sino los muchachos y muchachas comunes y corrientes a los que desde siempre se ha tratado como tontos y, por supuesto responden como tontos frente a sus profesores. Comenta Goldin que si tenemos una imagen banal del niño, lo más seguro es que no podamos entenderlo.

Me gustaría como dice Ferreiro, "formar un lector curioso, que circule por los textos y aprenda a decidir que es lo que vale la pena considerar y releer, y que es lo que con una vez basta y sobra" (Cultura escrita y educación, p. 206).

Aunque la tarea alfabetizadora rebasa con mucho a la escuela, pues no es ésta la única institución responsable de formar lectores hábiles, críticos y creativos, no podemos desaprovechar la oportunidad que nos brinda ésta para modificar algunas perspectivas y conceptos que favorezcan las prácticas lectoras. Si empezamos por el concepto de niño, la escuela mexicana debería cambiar el concepto freudiano de niño como el de un "perverso polimorfo" por el concepto piagetiano que define a los niños como seres capaces de aprender por sí mismos porque, aunque se menciona mucho a Piaget en el ambiente educativo, no se reflejan sus conceptos en la práctica docente cotidiana.

Para empezar, los maestros debemos convencernos de que cualquier niño es capaz de aprender cualquier cosa y de que el niño, por muy joven que sea tanto en primaria como en secundaria, ya sabe una gran cantidad de cosas y posee numerosas habilidades que no se le reconocen. Dice Emilia Ferreiro que se enseña a leer a los niños latinoamericanos como si no supieran hablar y mediante esquemas rígidos que restringen la libertad al máximo.

Desde la época del maestro Torres Quintero se sabe que los exámenes deberían preguntar a los alumnos no lo que saben, sino lo que desconocen pero deben ser capaces de deducir a partir de sus conocimientos actuales. Ferreiro retoma el problema y dice que se pide a los chicos que escriban lo que se les ha enseñado, cuando debería solicitárseles escribir lo que desconocen pero pueden llegar a hacer con lo aprendido en la escuela.

Posiblemente de aquí surge el malestar docente generado por la apatía y falta de motivación de los alumnos, los cuales ven en la escuela un sistema monótono que no impulsa su creatividad y facultades superiores como la imaginación, pues las clases se reducen a demostraciones y repasos infinitos.

Ahora mismo, cuando platico con mis hijos adolescentes y les pregunto qué es lo más interesante que les sucede en la escuela, me contestan con anécdotas de sus compañeros en el recreo o con las travesuras y bromas en el salón de clases; nunca mencionan un contenido académico que les haya parecido atractivo. De los maestros recuerdan sus personalidades, sus relaciones de afecto o conflicto o sus enojos con ellos o sus compañeros, no su docencia o los contenidos de las clases.

La escuela pública mexicana ha alcanzado grandes logros en relativamente poco tiempo pero, su misma fortaleza inicial en la formación de ciudadanos, la ha llevado a un callejón sin salida en la posmodernidad. Si los ciudadanos mexicanos son iguales ante la ley, la escuela actuó en consecuencia y trató de homogeneizar a todos los niños. Se enseñó lo mismo a todos, con los mismos métodos, sin considerar que no todos aprenden al mismo ritmo, por poner un ejemplo; o que no todos entienden el mismo dialecto del español.

Un compañero que da clases de español en una secundaria oficial al oriente de la ciudad de México, entendió que a los chiquillos debía hablarles en su idioma si quería transmitirles algo, por lo que se dirigió a ellos en lenguaje coloquial hablándoles "de un bato bien acelerado que dejó pastelito a su chava". Los estudiantes terminaron leyendo "By By Belinda" de Parménides García Saldaña, y se aficionaron a la "Literatura de la Onda" porque aceptaron con sorpresa y desconcierto que su dialecto podía tener valor literario y comunicarles ideas y sensaciones valiosas.

Si la escuela y los profesores tienen ya un concepto predeterminado de lo que es una "lectura valiosa", podemos afirmar que se está pensando en los libros consagrados que se encuentran en las vitrinas de los museos de la cultura, pero que no llaman mucho la atención de los adolescentes actuales, quienes se identifican con materiales más cercanos a ellos en el tiempo.

Otro de los lugares comunes de la escuela mexicana es su tendencia a controlar y dirigir; no podemos quitarnos la tradición del libro único de texto y además obligatorio. Esto ha generado maestros llamados ahora "de librito"; esto es, profesores muy dedicados y laboriosos que conocen a la perfección solamente su texto, por lo que actúan como si los libros y las bibliotecas no existieran y consideran perturbadora la sola idea de la pluralidad de libros y la diversidad de lecturas, un poco en consonancia con la idea católica de los libros "buenos" y autorizados y los libros "malos" o prohibidos.

Ferreiro ilustra estos problemas con una anécdota: "En México lo hemos visto de una manera bastante dramática. En el momento en que se formaron bibliotecas de aula, el famoso proyecto de los Libros del Rincón, la llegada de las cajas llenas de libros no despertaba necesariamente la curiosidad de los maestros por abrirlos y ver que había adentro, sino más bien el miedo: "¿Qué vamos a hacer con todo esto?" (Cultura escrita y educación, p. 155)

Nuestro buen amigo hizo un excelente trabajo hermenéutico al olvidarse de las estadísticas, promedios, evaluaciones, repasos, y reglas burocráticas para establecer un acuerdo que no existía, simple y sencillamente porque los alumnos no entendían a sus profesores y los materiales que les proporcionaban. Los chicos comprendieron los nuevos textos porque les encontraron sentido, ya que el maestro se puso en su lugar y trató de ver con ojos de alumno la situación.

Los alumnos llegaron al topos hermenéutico primero, al extrañarse de encontrar un maestro no burocrático, sensible a sus necesidades expresivas y de autovaloración; luego, al reconocer que el dialecto urbano de la "Literatura de la Onda" les era profundamente familiar y, por tanto, comprensible, con lo que se incorporaron a una tradición reconocida como propia. Este tipo de literatura les dio sentido de pertenencia.

En consonancia con la hermenéutica gadameriana, el maestro reconoció que por su juventud, nivel social y origen cultural, los niños estaban muy distantes - incluso en el tiempo- de las lecturas oficialmente recomendadas, lo que dificultaba su comprensión. Los niños de esa zona valoraron los textos a partir de su propia realidad y experiencia en el uso del alcohol, las drogas, el sexo; ya bien fuera vivida u observada en miembros de la familia, la banda o el grupo social cotidiano; con lo que el sentido de los textos fue superado por las diversas realidades que se discutieron en clase. La comprensión del texto fue de este modo productiva, en el sentido de que ayudó a la reflexión y conectó lo discutido con otras materias como el civismo.

Aprovechando los conocimientos y experiencias de los educadores mexicanos, se determinó en la última reforma educativa de la SEP que lo más idóneo sería el enfoque comunicativo y funcional de enseñanza de la lengua, cuyos principios sintetizamos a continuación[21]:

Aprender la lengua es un proceso largo y complejo que se extiende hasta el fin de la secundaria.
Los niños formulan sus propias hipótesis acerca de la lengua escrita a partir de la observación de los adultos.
Cuando el niño llega a la escuela ya posee muchos conocimientos sobre el lenguaje; su estructura sintáctica y semántica.
Las ideas del niño sobre la lengua escrita dependen de la frecuencia y calidad de su contacto con ella.
Los maestros debemos apoyar a los alumnos para que dominen la lengua escrita.
La comprensión de lectura y la transmisión eficaz de ideas por escrito, dependen de variados y complejos procesos intelectuales.
La lectura y la escritura son parte de un proceso comunicativo en el cual al leer se buscan significados en un texto, y al escribir se busca transmitirlos.
La lectura no es un acto mecánico, sino una tarea que exige la participación interesada, activa e inteligente del lector.
Según el libro guía del maestro para secundaria, la escuela debe propiciar un ambiente alfabetizador a sus alumnos ya que, se reconoce en el texto, en muchos hogares se carece de las posibilidades de lectura. El ambiente de lectura necesita de medidas diversas como: organizar descansos, préstamos a domicilio, publicaciones en las que participen los alumnos y tiempo expresamente asignado al ejercicio de la lectura y la escritura dentro del aula.

Es vital poner a leer a los chicos en el aula pues en su casa lo más fácil es prender la televisión o ver una película aunque, no debemos negar las posibilidades motivadoras de los medios audiovisuales o electrónicos pues, como señala Petit, en muchas ocasiones una película o programa de televisión interesante hizo que algunos muchachos buscaran libros para profundizar en el conocimiento de algún tema que les había inquietado.

El desarrollo tecnológico tan acelerado que estamos viviendo en la actualidad hace necesario abandonar en definitiva la actitud de considerar a los medios de comunicación como enemigos de la lectura; éstos llegaron para quedarse y no tiene sentido cerrar los ojos ante la realidad de su existencia. Más bien, tenemos que encontrar fórmulas imaginativas que nos lleven a usar todos los recursos disponibles a favor de la lectura recreativa entre los adolescentes.

El libro guía del maestro se refiere a la necesidad de la lectura recreativa en la escuela secundaria; define a la recreación como "hacer pasar agradablemente el tiempo"[22] e insiste en que los alumnos disfruten verdaderamente de la literatura, "entendiendo que si no hay gozo del texto muy difícilmente habrá la posibilidad de adquirir la enriquecedora costumbre de la búsqueda, descubrimiento y lectura de obras literarias."[23]

Es verdaderamente alentador que un programa oficial reconozca los errores pasados y establezca por vez primera en nuestro país la necesidad de unir el gusto al aprendizaje para lograr mejores resultados que los obtenidos hasta la fecha pues, como se afirma más adelante: "El resultado, como constatan los maestros, no ha sido bueno, no se han podido crear lectores, personas interesadas en la literatura, capaces de interesarse, acercarse a ella y disfrutarla como parte y necesidad de su vida cotidiana."[24]

Un problema interesante planteado por Petit es el llamado "miedo al libro", que invade a las personas de origen rural o de grupos no intelectuales en el momento en que tienen la posibilidad de acceder a la lectura por primera vez de manera independiente y libre, esto es cuando no deben hacer lecturas supervisadas, prescritas, edificantes, con un fin moral o pedagógico.

Aquellos que pertenecen a grupos donde la lectura no se practica cotidianamente como una manera de disfrutar los tiempos libres, piensan que al tomar la determinación de leer traicionan su propia condición, se pasan al bando de enfrente, niegan sus valores tradicionales, como la esposa de un campesino:

"Es la mentalidad de aquí: no se debe perder el tiempo leyendo, resolviendo crucigramas. Siempre hay gente que pasa y dice: "Claro, se la pasa sin hacer nada, mientras que su marido se mata trabajando". Cuando veo que alguien llega, escondo el libro..."[25]

La experiencia de esta campesina francesa contemporánea no es tan rara o excepcional como pudiera parecer; a mi mismo me ha sucedido que mi hija de catorce años, estudiante de segundo de secundaria, me reprenda las tardes de los sábados o domingos cuando terminamos de comer y me siento en mi estudio a leer algún libro para completar la preparación de la primera clase del lunes siguiente: "papá, no seas flojo, todos estamos trabajando limpiando los platos y la mesa mientras que tu estás allí sentadito con tu libro" (o la computadora).

Otra de las posibles causas de aversión a los libros y, por tanto obstáculo a la lectura, es señalada por Petit: los adultos que rodean al muchacho o chica que desea leer consideran el aprendizaje como una humillación cotidiana, porque la lengua de los libros es la lengua de los que tienen el poder; por tanto, los mayores sienten como una especie de traición el que uno de sus jóvenes quiera salir del grupo para integrarse culturalmente a un ambiente más amplio que el suyo.

Como una reacción defensiva contra los intelectuales, en los medios populares se les presenta como sospechosos de ser una especie de parias, de "lambiscones", de "maricas", "traidores a su clase", a sus orígenes. Esto lo señala Petit y lo he podido observar personalmente entre gente de la Pedagógica y grupos de profesores normalistas que con muchos recelos se nos acercan, pues la mayoría de ellos han salido de medios rurales y no se consideran a si mismos intelectuales, aunque la definición de Gramsci podría englobarlos.

De este modo, para que un joven de las clases mayoritarias en México se atreva a leer de manera independiente y libre, sin ninguna presión ni necesidad escolar, es necesario que supere barreras sociales, culturales y emocionales muy fuertes, pues corre el riesgo de ser marginado de su propia familia o hacerse sospechoso de alguna "anormalidad", como la que refiere Petit de los pandilleros franceses, quienes aconsejan a sus colegas más jóvenes que no lean pues pueden perder su virilidad.[26]

Si existe tanta presión en contra de los lectores y la lectura, es normal pensar que el aficionado a la lectura nunca va a confesar su inclinación de buena gana, la mayoría puede tener habilidades lectoras mínimas y sólo unos pocos tener una capacidad superior pero no van a salir a la luz tan fácilmente, aunque las estadísticas nos señalen que, frente al lugar común de que en México no hay lectores, se erige una realidad que se está abriendo paso con mucho esfuerzo y la SEP empieza a reconocer.

El libro para el maestro de Español en secundaria dice: "Es muy común afirmar que los estudiantes de secundaria no leen. Esta aseveración debe ser relativizada; una buena cantidad de adolescentes lee, sólo que no aquello que se considera "buena" lectura en los círculos de lectores."[27]

Debemos cambiar el enfoque en la secundaria, para dar cabida a libros que no sean didácticos, muchas de las veces escritos con una pobreza de lenguaje insultante por sus mismas pretendidas características; debemos introducir libros que puedan ser utilizados didácticamente por los muchachos, lo que por supuesto presupone también un problema, pues en la escuela existe una norma no escrita pero totalmente en vigor respecto a que las autoridades administrativas, las docentes y los profesores frente a grupo siempre quieren controlar todo el material que circula dentro de las aulas o que se proporciona a los chicos para que lo lean en sus casas. Dice Ferreiro – y eso lo hemos observado también nosotros – que cuando el libro puede ser controlado por el maestro, las cosas funcionan, esto es: si el profesor ya leyó el libro y luego puede hacer un examen o comentario, todo va bien pero, si se introducen gran cantidad de lecturas y se les permite a los jóvenes que las utilicen según su criterio, sin supervisión o control magisterial, las cosas comienzan a no funcionar y menciona un ejemplo:

"En una escuela rural un instructor comunitario organizó el servicio de préstamo. Todo funcionaba muy bien, hasta que de pronto observamos que él prestaba muy pocos libros, y que prestaba a los niños más grandes libros que en realidad eran para los más pequeños. Pronto descubrimos que él solamente prestaba los libros que había leído; sentía que era descabellado dar a leer una libro que no había leído: ¿y si el muchacho le preguntaba algo, qué le iba a responder? Como su lectura no era demasiado fluida y tenía bastantes cosas que hacer, leía libros con mucha ilustración y poco texto, o sea los libros destinados para los más pequeños". (Cultura escrita y educación, p. 157)

También sabemos que nuestros jóvenes leen mucho porque la Cámara Nacional de la Industria Editorial "estima que en México se realizan al menos 5 mil millones de fotocopias de material desamparado por el derecho del autor."[28]

Estas cifras nos indican sin lugar a dudas que hay en México gente interesada en la lectura pero, ¿por que no se venden los libros considerados "buenos"? Al menos en proporción al número de personas escolarizadas de nuestro país. Posiblemente porque a los profesores nos falta promover con más entusiasmo una actividad que no es común ni siquiera entre nosotros.

Los profesores tenemos que aprender de las revistas comerciales que interesan a los muchachos porque les hablan de asuntos relevantes para su edad: problemas en la familia, relaciones sexuales, relaciones de pareja, convivencia con los amigos, crecimiento personal, modas, coches, etcétera. La SEP actual y yo también, insistimos en que "La tarea de la escuela secundaria no es formar expertos en cronología literaria, sino personas capaces de leer y escribir bien y de disfrutar de ambas cosas."[29]

CONCLUSIONES

1.- La hermenéutica y su método pueden darnos la clave para la comprensión de los problemas educativos contemporáneos.

2.- Un modelo educativo más idóneo para estimular la actividad intelectual de los jóvenes es la pedagogía crítica como la practica MacLaren, pues tiende a redistribuir el poder en el aula responsabilizando a los alumnos de su propia formación.

3.- En todos los niveles y grados de nuestro sistema educativo se notan dificultades de comprensión lectora, lo que implica poca práctica de lectura de calidad.

4.- Para que mejoren las habilidades lectoras de nuestros estudiantes, tenemos que estimular el aprendizaje significativo.

5.- A fin de que los alumnos participen activamente en la construcción de su propio conocimiento deben abandonarse las prácticas autoritarias y paternalistas en los recintos escolares..

6.- La práctica de la lectura recreativa por los estudiantes de secundaria puede conducir al mejoramiento del rendimiento escolar expresado en mejores promedios y menos materias reprobadas por alumno.

7.- Para que los alumnos justiprecien la importancia de leer por placer, es necesario que los propios profesores valoren esta práctica y la ejerciten con gusto.

8.- Los profesores debemos preocuparnos más por comunicarnos con nuestros alumnos y menos por reprimirlos o castigarlos.

9.- La lectura es un acto de comunicación complejo que implica no sólo una actividad intelectual, sino una disposición emocional o estado de ánimo.

10.- La lectura puede y debe ser placentera pero, también sirve para acopiar información, desarrollar la imaginación y abrir nuevos horizontes culturales.

11.- Un lector es una persona que lee cuando lo necesita, y puede hacerlo porque domina las técnicas y habilidades lectoras.

12.- Un "neolector" es por así decirlo, un joven de secundaria que entiende textos básicos pero carece de práctica lectora y no utiliza con frecuencia sus habilidades en este campo.

13.- En México se lee bastante, pero los materiales o son fotocopias de libros o son revistas de poca o nula calidad, de los profesores depende cambiar la orientación de sus alumnos hacia libros buenos como los del Fondo de Cultura Económica.

14.- El gusto por la lectura se adquiere leyendo por propia voluntad y haciendo personalmente descubrimientos espontáneos.

15.- Los niños aprenden más con la imaginación y el sentimiento que por la pura razón.

16.- La reforma a la educación nacional reconoce la necesidad de un ambiente alfabetizador y una actitud hedonista que rompa radicalmente con el pasado.

17.- Propongo la conformación de un paquete didáctico de apoyo a la lectura recreativa en secundaria, basado en las publicaciones del Fondo de Cultura Económica, ya que sus colecciones infantiles y juveniles podrían ser una excelente manera de iniciar a los niños y niñas púberes y adolescentes en la lectura recreativa, si los maestros mexicanos se acercaran más al conocimiento de la RED y sus actividades.


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**NOTAS**

[1]: Profesor investigador de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Ajusco; Premio Nacional de Ensayo ANUIES 1997, autor de varios libros y numerosos ensayos sobre temas educativos, colaborador de diarios y revistas nacionales.

[2]: María del Carmen Ruiz Basulto, Propuesta pedagógica: ¿Por qué los alumnos de tercer año no comprenden lo que leen, y que acciones puede emprender el docente para superar ésta problemática? Guadalajara, Jalisco, México, UPN USEAD 141, Propuesta pedagógica presentada para obtener el título de licenciada en Educación Primaria, 12 de noviembre de 1991, p. 13.

[3]: María del Carmen Ruiz Basulto, Op. Cit., p. 13

[4]: María del Carmen Ruiz Basulto, Op. Cit., p. 21

[5]: Xóchitl Leticia Moreno Fernández, "La lengua escrita, la alfabetización y el fomento de la lectura en la escuela primaria (PILEC)", en Pedagogía, revista especializada en educación, tercera época, volumen 11, número 6, 1996, p. 19.

[6]: Emilia Ferreiro en Cultura escrita y educación..., México, FCE, p. 224.

[7]: Josefina Menchaca Figueroa y otras, La madurez, factor determinante en la comprensión de lectura, Monclova, Coah.UPN USEAD Monclova, 1987. Tesis para obtener el título de Licenciado en Educación Primaria, 56 p.

[8]: Martha Elena Valdéz Lizárraga, Problemas y alternativas para la apropiación significativa de la lecto-escritura en el primer grado de educación primaria, Mazatlán, Sinaloa, México, UPN Unidad 25-B, 1992, Tesis de licenciado en Educación Básica

[9]: Wilderfila Martínez Támez, La lectura, México, SEP UPN USEAD 191, Monterrey, N. L., 1991, tesina presentada para obtener el título de Licenciada en Educación Básica, 22 de noviembre de 1991.

[10]: Michele Petit, Nuevos acercamientos a los jóvenes y a la lectura , México, FCE, 1999, p. 56.

[11]: Peter MacLaren, La vida en las escuelas. Una introducción a la pedagogía crítica en los fundamentos de la educación. México, Siglo XXI Editores/UNAM, 1984, p. 222.

[12]: Peter Mac Laren, Op. Cit., p. 278.

[13]: Denyse Bourneuf y André Paré, Pedagogía y Lectura. (Animación de un rincón de lectura). Bogotá, Editorial Kapelusz, Colección de lectura y Educación número 2, 1984, p. 65.

[14]: Michel Petit, Op. Cit., p. 62

[15]: Idem. P. 63

[16]: Michele Petit, Op. Cit., p. 76

[17]: Albert Camus, El primer hombre, en Michele Petite, Op. Cit., p. 99

[18]: Albert Camus, El primer hombre, en Michele Petite, Op. Cit., p. 99

[19]:: Emilia Ferreiro, Cultura escrita y educación, México, F.C.E., p. 214

[20]: Hans Georg Gadamer, Verdad y Método. Editorial Sígueme, Salamanca, 1988.

[21]: Secretaría de Educación Pública, Libro para el maestro de Español, México, SEP, 1994.

[22]: Secretaría de Educación Pública, Libro para el maestro de Español, México, SEP, 1994, p. 48.

[23]: Idem.

[24]: Ibidem.

[25]: Michele Petit, Op. Cit., p. 112.

[26]: Michele Petit, Op. Cit., p. 131

[27]: Secretaría de Educación Pública, Libro para el maestro de Español, México, SEP, 1994, p. 33.

[28]: "Día del libro pese a que casi nadie lee en México", en La Jornada, Cultura, p. 27, martes 12 de noviembre de 1996.

[29]: Secretaría de Educación Pública, Libro para el maestro de Español, México, SEP, 1994, p. 50.


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